lunes, 9 de octubre de 2017

Me duele España y me duele Cataluña

Me duele España y me conmueve Cataluña.
Álvaro Villamizar Suárez
Los hispanoamericanos no podemos ser ajenos ni insensibles ante el grave problema que los llamados independentistas catalanes han creado. Problema para ellos, problema para España y también para el  mundo, que en momentos de aglutinamiento de naciones ve con asombro el independentismo catalán.
Pienso que los señores Mass, Puigdemont y sus acólitos tienen complejo de “colonia” y están trasmitiendo ese complejo a sus paisanos. Tal vez como “colonia” que desea independencia, creen libertadores: Simón Bolívar, el cura Hidalgo o José de San Martín.
En los siglos del colonialismo los americanos fuimos colonia española, como la  unión americana y la India fueron colonias británicas, al igual que las naciones árabes lo fueron del imperio turco.
Pero es que Cataluña jamás ha sido colonia de nadie, salvo que remotamente fuera colonia romana como lo fue toda Europa.
Por ello hablar de “libertad, de “independencia” es alimentar el complejo de sentirse “colonia”. Es optar por empequeñecerse, dejar de ser parte a un país lleno de historia y de grandeza, para ser un nuevo estado empequeñecido, aislado de quienes han sido sus compatriotas y de las naciones hispanoamericanas que nos sentimos orgullosas de nuestra herencia de mestizaje español y de  nuestro idioma y que  nos duelo el grosero menosprecio que los “libertadores” están infundiendo a los catalanes por el idioma español y por todo lo hispano.
Recurrir a exaltar el nacionalismo catalán es acercarse a las perversas manipulaciones emocionales con as que contagió Hitler a los pueblos arios o  Mussolini al pueblo italiano.
Los catalanes al igual que todos los miembros de las diversas comunidades o regiones de España bien pueden sentirse orgullosamente catalanes y orgullosamente españoles, como se sienten los andaluces, gallegos, extremeños, etc.
No han medido, o habrán pensado muy optimistamente, todo lo complicado que es convertirse en estado soberano. Nueva  moneda. Relaciones internacionales, que implica apertura de embajadas. Tratados comerciales. Aduanas. Pasaportes. Definir la suerte de quienes viven en Cataluña pero se  mantienen como españoles, o con los ciudadanos de todo el mundo que residan en Cataluña y que hoy por hoy no necesitan visa, por ser nacionales de naciones de la unión europea o  por tener visas otorgadas por el gobierno español. Y tendrán que pensar en crear su propio sistema vial y ferroviario. Y diseñar el sistema tributario. Esos entre otros aspectos.
 Todo  lo anterior debemos añadir, según dicen los expertos, los convenios sobre responsabilidad proporcional de la deuda pública de España. Los bienes del estado español en territorio catalán. España es invitada y su rey es personaje central en los eventos que congregan a Hispano América. La eventual “República de Cataluña”  será maginada de esos eventos. Deberá pedir su ingreso a la ONU, y seguramente la Unión Europea demorará estudiar su solicitud de ingreso pues dentro de los postulados de esa unión está precisamente la unión no la disolución de los estados.
Los tratados de comercio, navegación, etc. La validez de títulos académicos expedidos por universidades catalanas para ejercen en España o en el mundo. Y muchos aspectos más.
Los independentistas ¿aceptaran el idioma español como lengua oficial junto con el idioma o lenguaraje catalán? ¿O prohibirán el idioma, nuestro idioma, para recalcar su nacionalismo y desprecio a lo hispano?
Es muy posible que los independentistas no logren su objetivo, pero ya han hecho un gran daño a su propio pueblo, alagado con emotivos discursos nacionalistas. Y es deseable que el estado español y dirigentes catalanes y dirigentes de todas las regiones autonómicas de España, dialoguen sobre reformas constitucionales que permitan entendimientos, desde una polémica propuesta de abolición de la monarquía para transformar a España en una república federal, hasta una mayor autonomía para las regiones.


martes, 7 de marzo de 2017

Urbanidad y Código de Policia

La Urbanidad y el Código de Policía.
A finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX existía coincidencia entre las normas de los Códigos de Policía departamentales (hoy es un código nacional) y las normas que se enseñaban en escuelas y colegios en la asignatura llamada Urbanidad y Civismo.
Como esa cátedra, al igual que la historia y las humanidades, se eliminaron de nuestro sistema educativo, y como son contadas las familias en las cuales los padres enseñan a sus hijos normas de urbanidad, mis lectores no encontrarán congruente la afirmación de que las viejas normas de urbanidad y el código de policía se identifican en muchos aspectos.
La urbanidad que nos enseñaron, tanto en casa como en la escuela, tenía como objeto hacer grata la convivencia ciudadana, las buenas y amables relaciones de vecindad, la protección a la mujer principio resumido en el mandamiento de que “...a la mujer no le pegarás  ni con el pétalo de una rosa…”, hacer gala de “buenos modales” (palabra extinguida hoy). Igualmente se enseñaba a conocer y respetar los símbolos patrios, a respetar a las autoridades civiles, eclesiásticas, profesores, discapacitados y personas mayores.  En los manuales y clases de urbanidad se reprobaba botar basuras a la calle. Se decía que la pobreza no era excusa para vestir y presentarse con suciedad. No era cívico ni considerado con su ciudad quien no cuidaba la  buena presentación de la fachada y el andén de su casa.
El amor a la patria y a los deberes ciudadanos era igualmente  materia de la urbanidad y la cívica.
Por supuesto que la cátedra de urbanidad y civismo incluía igualmente otras normas que no son del resorte de los códigos de policía, pero que mejoran los buenos usos sociales, como el protocolo o etiqueta en el comedor. Normas que por su ausencia nos obligan a soportar a personas importantes que comen de manera repugnante, pues ni en la escuela, ni en la casa les enseñaron los buenos modales en la mesa. Ahora tenemos algo que se imaginaban los abuelos: reuniones en las cuales nadie habla, nadie mira, nadie responde, todos dedicados al celular, en la mayor muestra de descortesía.
Hoy es corriente oír las mas vulgares y groseras expresiones, chistes, y atrevidos comentarios incluso en presencia de damas y que tristemente son aplaudidos por quienes en otras época no soportaban esas expresiones en su presencia.
Saludar era de rigor cuando se entraba a un salón, a una casa, a un club. Hoy vemos que la gente que saluda son curiosas excepciones. 
Ceder la silla a la dama y al discapacitado era norma de rigor. Hoy los señores se apoltronan y justifican su descortesía basándose en la igualdad de los sexos.
Aceptemos que los tiempos han cambiado y que si leemos el famoso “Manual de cortesía y urbanidad” de Carreño, no podemos evitar sonreír ante situaciones y recomendaciones que hoy, más de cien  años después,  no tendrían cabida en momentos en que la mujer compite laboral y profesionalmente con el hombre, y que goza de todas las libertades impensables en viejas épocas. Pero la esencia de las normas de urbanidad, cortesía, protocolo y civismo son inmutables y se resumen diciendo que tanto la urbanidad como el código de policía se identifican en que la cortesía es el mejor sistema para la convivencia ciudadana y vecinal, pues las buenas maneras, la tolerancia, la abstención de actos que perturben o  mortifiquen al vecino son la mejor fórmula de convivencia amable.
A propósito del libro del famoso profesor Carreño, maestro de las normas de etiqueta, urbanidad, buenos modales, debemos recordar, que Carreño era venezolano, y además era el papá de la famosa pianista Teresa Carreño, en  cuyo homenaje lleva su nombre el gran teatro de Caracas. No sé si la revolución bolivariana le haya cambiado el nombre y el uso a ese monumental teatro. Lo que sí es seguro, es que el señor Maduro no tiene la más mínima idea de quien fue Carreño, ni comprenderá lo que es urbanidad y buenos modales.

Nota sobre Manuel Antonio del Rosario Carreño Muñoz, nació en Caracas, en 1812 y murió en París, en 1874, hombre de gran cultura en  todos los ramos, fue un músico, pedagogo y diplomático. Se le recuerda por su famoso “Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para jóvenes de ambos sexos”, más conocido como Manual de Carreño, el cual se sigue reimprimiendo en ediciones facsimilares de la primera edición.
 






martes, 11 de octubre de 2016

¿GUERRA CIVIL EN COLOMBIA?

¿GUERRA CIVIL?
El premio Nobel de la Paz otorgado por Noruega al presidente de Colombia Santos es sin duda un premio que no podemos objetar. Es merecido pues el presidente ha hecho como objetivo central de su gobierno llegar a un acuerdo, al precio que sea, con la guerrilla de las FARC. Además es oportuno pues compromete a las FARC con su desarme y sus declaraciones de desear la paz.
Era un premio cantado como fijo. Noruega es uno de los tres países “acompañantes” del proceso, junto con Venezuela y Cuba, cuyos gobiernos son algo más que simpatizantes de las FARC.
Tampoco olvidemos la vinculación, llamémosla generosa, de Noruega con su oficina en Colombia del Consejo Noruego para Refugiados NRC, y con la presencia de numerosas ONGs noruegas como: Fondo Noruego de los Derechos Humanos, Cruz Roja Noruega, Aldeas Infantiles SOS, Hogares Juveniles SOS, Escuela SOS Hermann Gmeiner, Centros de Formación Profesional SOS, Centros Sociales SOS. Brigadas Internacionales de Paz (PBI), Caritas Noruega, La Confederación Nacional de Trabajadores de Noruega (LO) que colabora con la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo de Colombia (USO), y Ayuda Popular de Noruega.
A estas circunstancias se agrega el informe que acaba de aparecer en el diario ABC de  Madrid escrito por el columnista Ramón Pérez-Maura el domingo 9 de octubre y que tituló “Lo que cuesta ganar un Nobel de la Paz”. Se inicia recordando que el gobierno  noruego ha gastado buenas sumas en pagar al abogado español Enrique Santiago, conocido y exitoso asesor de las FARC. Luego anota algunas coincidencias: el gobierno de  Noruega a través de su estatal petrolera Statoil, tiene gran interés en adquirir concesiones en Colombia y logró que el gobierno de Colombia otorgara a Statoil una participación en el bloque COL-4 en la zona Tayrona y otra en aguas frente a la Guajira (informado por El Tiempo 4 de septiembre de 2014). Otra coincidencia: La señora Kaci Kullmann Five fue la vocera que anunció el otorgamiento del premio, la vimos en los noticieros de TV. Esta señora fue ministra y luego miembro del consejo de administración de Statoil, y es ahora  la Presidente del Consejo que otorga el premio  Nobel de la Paz.  
Pero el objeto de mi columna, no es el cuestionar el  premio ganado por el presidente Santos, el cual es reconocido como merecido.
Mi cuestionamiento e inquietud es que en las consideraciones para justificarlo se diga se le otorga por sus esfuerzos para lograr el fin “la Guerra Civil” en Colombia. Más adelante se insiste en la palabra “Guerra Civil”.
¿Guerra Civil en Colombia? Hasta hace pocos días se hablaba de “conflicto armado” Hasta hace unos meses todos coincidían en calificar a las FARC, como terroristas, asesinos, violadores, secuestradores, narcotraficantes, usurpadores de tierras y bienes, culpables de desplazamiento masivo de campesinos, y de casi toda la gama de delitos que enuncia el código penal, delitos calificados como de lesa humanidad a nivel internacional.
De un momento  otro, y para que no se molestaran los señores de la guerrilla el gobierno sugirió calificativos menos duros: ya no se les podía tratar de terroristas ni de responsables de esos delitos. El narcotráfico era un delito político por ser “conexo” al delito de rebelión, no teníamos secuestros sino “retenciones”, etc.  De terroristas pasaron  ante el mundo a ser estadistas que discutían de tu a tu un tratado más que un acuerdo.   Pero pese a todas estos nuevos adjetivos y concesiones lingüísticas,  nunca se les dio el status de ser contrapartes de un gobierno legítimo en una “guerra civil”.
Si la señora Kaci Kullmann presidenta del comité del  Nobel de la Paz  considera que existe una “Guerra Civil” con las FARC, es necesario responder varias preguntas: ¿Es adecuado hablar de una Guerra Civil en Colombia?  ¿Saben la diferencia entre una Guerra Civil y un  movimiento guerrillero subversivo?  ¿La guerrilla ejerció o ejerce control total, es decir gobierno,  sobre una buena parte del territorio  nacional?  ¿La situación o conflicto armado de Colombia es una guerra civil como la actual situación  de Siria, o la que se vivió hace años en Estados Unidos o en España en  1936?
Otra pregunta: ¿si el conflicto con  las FARC es una guerra civil, entonces  el conflicto con el ELN debe ser considerado también como otra guerra civil?  Y como tenemos más conflictos armados, como los Urabeños, Los Ratrojos, etc., ¿también  serán calificados por los  noruegos como guerras civiles?
Alguien deberá decirles a los señores noruegos que el premio está bien adjudicado, pero muy mal sustentado calificando nuestro conflicto armado como una Guerra Civil. Y por favor que no equiparen a los líderes de esa verdadera guerra civil nuestra de 1900, llamada Guerra de De los Mil Días, Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera por el lado rebelde, con Tiro Fijo, Timochenko y demás líderes de las FARC.
Y finalmente, dolernos de que el gobierno quiera hacer creer que el derecho de cuestionar algunos puntos del acuerdo, no es ser enemigo de la paz. Afortunadamente el pueblo  no tragó entero y el NO debe entenderse como un repudio a la violencia. Que todos amamos la PAZ, y que se ha dado la oportunidad de corregir errores que conduzcan a una paz verdadera, estable y justa.



domingo, 31 de julio de 2016

Los libros y yo

LOS LIBROS Y YO
Álvaro Villamizar Suárez
Los libros y por consiguiente la lectura han sido los mejores compañeros de  mi vida, además han sido inspiradores de mis curiosidades, simpatías, aversiones, aficiones, sueños, iniciativas. Con los libros he conocido y viajado por todo el mundo. Desde muy niño conocí y aprendí a querer a Chile con la revista El Peneca que me alegraba todas las semanas con sus novelas y cuentos por entregas, y a la Argentina con el Billiquen, mas colorido pero menos interesante que el Peneca.
De la mano con Julio Verne le di la vuelta al mundo en ochenta días,  navegué con el capitán Nemo, compartí su rica biblioteca y admiré su amor por la soledad. Cabalgué por las estepas de Iberia con Miguel Strogoff.
Salgari me invitó a acompañar a Sandokan, el tigre de la Malasia y luego me embarquè con los piratas del Caribe.
Becker me llevó al país de los palacios de cristal, de las nubes y arreboles, y de las mujeres soñadas a la luz de la luna.
Don Quijote nunca me vio cuando disimuladamente seguí sus pasos como caballero andante por la amplia Castilla.
He paseado por la Madrid cojeando un poco al lado Quevedo, y compartiendo aventuras con el Capitán Alatriste. Me involucré en las revueltas contra las tropas de Pepe Botella en 1808.
Pocos años después visité con Washington Irwin la Alhambra.
Años después viví la Madrid zarzuelera de Pérez Galdós, Pereda, Alarcón.  En los años treinta del pasado siglo interpreté a Isidori bajo la guía de Jardiel Poncela.
Recorro todos los caminos de España y con Cees Noteboon soy peregrino en Santiago de Compostela.
Intimo con esas mujeres enigmáticas hijas de Pérez-Reverte.
Me introduzco irreverentemente en  muchas casas con Camilo José Cela.
Participo con Hemingway  en la guerra civil española y le acompaño en las corridas de toros y a todos los lugares de Andalucía.
 Recorro Barcelona con Vásquez Montalbán, Galicia Con Álvaro Cunqueiro y el País Vasco Con Pio Baroja.  
Las calles de Londres y la campiña inglesa me son totalmente familiares pues las he recorrido en compañía de Conan Doyle y Sherloc Holmes, y en la Inglaterra actual compartí aventuras y suspenso con  Frederick Forsyth.
He navegado en todos los  mares con  Conrad, Poe, Stevenson, Jack London, y Melville.
Conozco todos los rincones de Paris en la grata compañía de Maigret. Todas las provincias de Francia, andando con Balzac, Hugo, Dumas, Sand a quienes acompañé en  todas las etapas de la Revolución francesa y las guerras imperiales. Por ellos y otros infidentes conocí íntimamente a Napoleón y sus volubles hermanas y a las más volubles Josefina y María Luisa.
Con Axel Munthe conocí la historia de San Michele.
Me he ambientado en la gran Rusia con Dostoyevski y fui abogado defensor de Dimitri Karamazoff.  Turgenev, Tolstoy, Gogol fueron compañeros de viajes, complice en sus romances y aventuras.  Compartí el amor de Larisa con el doctor Zhivago, y sufrí los campos soviéticos de prisioneros con Vasilii Grosmann.
Sin duda que Hungría y los magiares me son conocidos acompañado de Zandor Maray, y Lajos Zilahy y otros mas..
Alemania y todas sus provincias la he paseado con Hermann Hesse.  Las tristezas de la guerra y posguerra las viví con Gunter Grass y Heinrich Boll.
Con Homero. Realicé los mas fantásticos viajes por las islas griegas. En la Grecia actual me he embriagado irresponsablemente con Zorba, por supuesto en compañia de Nikos Kasansaki. Ahora hice amistad con un tal Petros Márkaris y su simpático policía Kostas Jaritos
Conozco a Constantinopla, Bizancio y Estambul, todas ellas la  misma ciudad en sus distintas épocas en los libros de historia y la actual Estambul con Orhan Pamuk.
Viajé a Katay con Marco Polo y puedo dar fe de que todo lo que  narra es verdadero.
Colaboré con Colón en la redacción de sus diarios de navegación y le serví como abogado en sus cartas de reclamaciones al ingrato y miserable rey Fernando el Católico.
Volé en la alfombra mágica, navegué con Simbad, fui cómplice de Ali Babba, acompañé al califa en sus paseos nocturnos por Bagdad, y me conozco todos los rincones de Arabia teniendo como guía de turismo a  Las Mil y Una Noches.
He vivido los momentos estelares de la humanidad con Stefan Zweig.
Me aventuré a viajar al frio norte y en Copenhague Ibsen me presentó a su incomprendida y encantadora Nora en su Casa de Muñecas. Recientemente fui a Suecia y acompañé al desvelado y complicado inspector Wallander en sus recorridos por Escania, y otras regiones heladas de Escandinavia.
A Italia la  conozco de muchos siglos atrás, rastreando la historia romana en los viejos textos de Tácito, Julio Cesar, Suetonio. Presencié la decadencia y caída del imperio. Me adentré en la edad media y visité con Umberto Eco los monasterios en donde los estudiosos  monjes conservaron y copiaron las joyas de la literatura y de la ciencia. Me  sentí muy cómodo en la Florencia de los Medicis y con ellos recorrí la Toscana.  Leí a los pensadores de la época y polemicé con mi amigo  Nicolo Machiavelli. Visité a Pico de la Mirandolla en su bella casa de campo. Me gané una seductora y peligrosa sonrisa de Lucrecia. Más adelante acompañé a Silvio Pellico en su prisión, y le ayudé a Casanova en su fuga. Compartí aula escolar con mis compañeros de Corazón de Edmundo de Amicis. Ahora colaboro con el Comisario  Montalbano.
Portugal no me ha sido extraño, pues he viajado con Saramago por todos sus pueblos, iglesias, colegiatas y conventos.
La verde Erín me ha deparado gratos  momentos en compañía de Bernard Shaw, Oscar Wilde, Joyce. Desde niño viaje con Jonathan Swift y Gulliver.
He palpado la molestia y desasosiego que persigue a los sudafricanos blancos por su perversa opresión a los negros, y que aflora en las  novelas de Coetze.
Australia solo me es conocida con Morris West.
Me adentré en las montañas suizas en la poco conocida pero magnifica Vía Mala de John Kmittel.
Vivo y me hago amigo de la megalópolis neoyorquina con Auster. Y por la  California de los años cuarenta acompaño en sus investigaciones policiales a Ross MacDonld, y a Raymond Chandler.
Con Any  Munrroe me he introducido en la vida diaria de muchas familias canadienses.
Nuestra América hispana la he recorrido desde México hasta la Patagonia. En México viví los años del imperio en Chapultepec. Años más tarde sostuve entrevistas con Pancho Villa, Zapata, Plutarco Elias Calles, y todos los protagonistas y antagonistas de la Revolución. Se lo que es Como agua para chocolate,  Carlos Fuentes me presentó a su Gringo  Viejo y a Artemio Cruz.
Con Miguel Ángel Asturias visité al Señor Presidente en Guatemala. La poética  y volcánica Nicaragua me fue presentada por Rubén Darío.
Tardíamente visité a Cuba, invitado por Leonardo Padura para recorrer la Habana de antes y de ahora con sus amigos herejes.
Recorrí la Gran Sabana venezolana con Doña Bárbara, Cantaclaro, y los campos petroleros con Mene.
Me hice amigo de los personajes que me presentó Jorge Amado en el  norte del Brasil, y logré alguna intimidad con doña Flor, y sus dos maridos,  con Teresa Batista y con Gabriela clavo y canela, que por cierto prepara los más exquisitos platos de la gastronomía bahiana y árabe.
Al llegar a Lima Mario Vargas Llosa, me llevó a conocer al teniente Pantaleón, y sus amigables visitadoras, a su niña terriblemente mala, y su querida tía.
Isabel Allende me paseó por Chile de todas las épocas, y pude conocer a doña Inés la mujer de Valdivia y al rebelde Lautaro.
Valparaíso lo he recorrido con Roberto Ampuero y su querido detective Cayetano Brulé.
Le serví de lazarillo a Borges y departimos junto con Bioy Casares en el café Tortoni sobre el problema de Funes el memorioso.  Con Faustino Sarmiento entendí los enfrentamientos entre  Buenos Aires y el resto del país argentino.
En la  Nueva Granada recorrí los caminos de la conquista con fray Pero Simón, Aguado, y Juan de Castellanos. Acompañé al joven don Pedro de Urzúa y a Willian Ospina en la fundación  de Nueva Pamplona y en su trágica búsqueda del país de la  canela.
Luego ya en   Colombia acompañé al viejo  Coronel a quien nadie escribía y recordé que en casa se vivieron esos mismos  momentos por otro coronel de los  mil días, al que por fin cuarenta años después le llegó la prometida pensión y el diploma con su título de  Coronel. Álvaro Mutis me presentó al Gaviero, y en fin departí con muchos personajes de las letras nacionales.
Ahora mismo la joven pelirroja española  Vanessa  Montfort me acaba de impactar con su reciente novela La leyenda dela Isla sin voz, una de las mejores  novelas que he leído en  mi larga convivencia con  los libros. Todos los días recibo gratas sorpresas al descubrir  nuevos autores. Por ello mientras tenga a la mano más libros por leer, se tienen más motivos y metas  para vivir.
Más que países y ciudades, los libros me han puesto en contacto con personajes maravillosos, con caracteres creados por los  novelistas con la más refinada psicología y sometidos a las más diversas situaciones y circunstancias. Esos personajes de novela viven y con frecuencia superan a sus mismos autores.
Por ello mi mejor patrimonio y  mi mejor herencia para uno de  mis nietos son  mis libros.





martes, 24 de noviembre de 2015

El Pentimiento

El “Pentimiento” según  Almizares
                                                          
Dentro de los recuerdos de tantas lecturas,  creo que la palabra “pentimiento”, la intuí  hace  años cuando por primera vez leí “El Remordimiento” una de las obras del genial Fernando González el ermitaño filosofo de Otrabanda- Antioquia- . A lo mejor no soy original en la interpretación  de esta palabra. Es posible que otros lectores de Fernando González hayan llegado a descubrir el “pentimiento” como una palabra escondida dentro de los pensamientos del filósofo. Curiosa palabra que no aparece en los diccionarios con el sentido que el insinúa, pero que usan los peritos italianos de arte para referirse a las pinturas que aparecen tapadas por nuevas pinturas en los lienzos de antiguos artistas. Los comentaristas de arte suponen que el artista tuvo una curiosa especie de “arrepentimiento” de lo que ya había dibujado.
El arrepentimiento que tradicionalmente conocemos se refiere al dolor y propósito de penitencia, resarcimiento y petición de perdón y al remordimiento, que básicamente tiene implicaciones religiosas: arrepentirse de un pecado o una falta y proponerse no volver a cometerte.
Mi versión personal de “pentimiento” es opuesta a la del arrepentimiento y al remordimiento a que se refiere el catecismo, y se inspira en algún pasaje de Fernando González, que es ese sentimiento que nos aflora después de que mentirosamente décimos que “no gracias” cuando se nos ofrece un delicioso bocado, un estimulante licor, o la posibilidad de una graciosa compañía.
La reacción posterior es el pentimiento: ¿porqué dije que no? ¿Por qué deseche tan delicioso bocado? ¿Por qué se impusieron las normas de protocolo o de urbanidad sobre el deseo? ¿Por qué el temor a hacer una leve incorrección, una leve contravención, o el temor de hacer el ridículo, me impidió un gusto personal?
No estoy hablando de pecados ni de delitos. Solo de oportunidades y de eventuales contravenciones a lo establecido en normas sociales no escritas pero que son vigentes y cambiantes según las épocas y las regiones.
Mejor leer en la fuente a Fernando González en El Remordimiento, y sus vivencias en su estadía en Francia: “Tres son las mujeres con quienes he imitado a José (*): la criada Margarita, en mi niñez, cuando estudiaba donde los jesuitas y vivía con mi tío Baltasar. Con ésta fue por incapacidad material, que es el más cruel de todos los remordimientos. Teanós, de Atenas, y Toní, de Alsacia. ¡Variados remordimientos que me causan las tres mujeres que me amaron y de quienes no gocé, ya por impotencia, ya por estar enamorado de una imagen propia, o sea, enamorado de la superación!”  (*se refiere al casto José de la biblia)
”Siento necesidad de sacar en limpio, comentar y terminar las notas escritas durante la época en que vivió en casa la señorita Toní. Deseo que conozcan tanto de mí como yo y que sepan que jamás he consentido en el pecado. Además, las mañanas, cuando no hay presión atmosférica y salgo para Envigado a beber café bajo las ceibas, la imagen de Toní me tienta. Siento remordimiento de no haberle recibido el cuerpo que me ofreció. ¡Si el lector la conociera! …/….”
“Esa fue la sensación que tuve la mañana invernal en que entró a casa con el periódico en la mano. Yo soy intuitivo. Tocó a la puerta; abrí; preguntó por madame; subió las escaleras, y yo iba detrás, anonadado, sintiendo que iba a entrar en mi casa un poderoso animal. Yo quería decir que no; tenía el deber de negarme a recibirla. Pero ya Dios había dispuesto otra cosa, para que me perfeccionara en el estudio del remordimiento.”
Esa sensación es el pentimiento. El dolor de no haber procedido según un deseo personal.
En mis reflexiones, en donde revivo los tabús de la educación que recibimos los nacidos en las décadas de los treinta y cuarenta, en un ambiente de represión moral y en donde todo giraba sobre el mayor de los pecados que es lo relativo al sexo o sexto mandamiento, creo que lo que acongojó al escritor de Otrabanda no era el arrepentimiento, ¿arrepentirse de qué?  ¿De algo malo?  No. Era el sentido doloroso del pentimiento.

A estas alturas no resisto la tentación de incluir mas irreverentes citas de Fernando González sobre el mismo tema: “La infidelidad, tal como la describo, es patrimonio de las almas cuyo destino es la Divinidad. Es gran virtud. Procede del estado de imperfección que nos induce a buscar. Los hombres fieles no tienen porvenir.
“Después de algunos días felices, supe que Toní había dicho a Mlle. Babí: “¡No crea!; ¡no se volverá a casar!; ¡es muy viejo ya!”. ¿Por qué diría eso, que me hizo tener conciencia de la vejez?
“Lo dijo indudablemente para engañar, pues fue a poco cuando me escribió el papelito en que decía: “J.V.A.”. ¡Yo te amo!
“…/… Mientras no se ponga atención consciente, la tentación no causa remordimiento propiamente dicho, sino intranquilidad.
“Aquí hay problemas muy graves. Veamos. ¿De modo que también hay remordimiento de no haber obrado mal?”
Epilogo que también es Prologo: Cuando Alfonso el hermano de Fernando quiso publicar el libro en la recatada Medellín de los años treinta, le efectuó una serie de recortes y modificaciones para hacerlo púdico y aceptable. Antes de llevar a la imprenta le envió a Fernando el texto modificado. Para leer con mayor satisfacción El Remordimiento, es necesario leer la carta con la cual Fernando rechaza las correcciones, de la cual transcribo algunos deliciosos  apartes:
“Vamos a las supresiones: ¿Crees tú que la escena de la olida de los calzoncitos de Toní es inmoral? ¿Es mala? Entonces eres moralista, has perdido la inocencia vital. ¿No gozabas tú oliendo la ropa de nuestro padre? ¿No me deleito yo con el olor de las cabezas de mis hijos?
“Mientras más se intensifica el sentimiento amoroso, más los huelo deleitadamente. Oler es el primer acto del amor. …/…. Todos los animales, hasta nosotros, dizque privilegiados, olemos para amar, olemos para excitar la energía. Tal escena, que tiene raíces en la vida, es bellísima, casi la esencia del libro; sin ella, no tienen sentido las conclusiones. Tal era mi tentación, que olía sus ropitas; tal era el guiño tentador que me hacía la vida, que yo me medía sobre su cama, a solas, para ver cómo quedaba uno allí. Y todo eso lo suprimiste, para que pudieran leerlo las palúdicas, santas de palo.
¿Cómo te atreviste a poner “calzones” de Toní, en vez de “calzoncitos”? La muchacha tiene “calzoncitos”, o sea, pequeños, limpios, y Pacho-loco, el mendigo que acaba de entrar a casa, tiene “calzones”.
Pusiste “prendas de su feminidad íntima”, en lugar de “ropitas de Toní”. “Prendas” es como dicen los padres Ochoa y Mejía, curas de Envigado, en el púlpito, o sea, pornografía, hipocresía, vergüenza, pecado. “Ropitas” fue lo que yo vi y olí en la cómoda de la muchacha, o sea, unas camisitas y calzoncitos de seda, requetedoblados con el arte que tienen en Francia.
Si yo le hubiera ofrecido a la Virgen “los calzones de Toní”, ésta sería la hora en que estuviera avergonzado... “Calzones” y “prendas” tiene Fernanda Ramírez”

martes, 6 de octubre de 2015

Por fin entendí lo de las carreteras 4G

Por fin entendí lo de las carreteras 4G

Cuando la escasa dirigencia Nortesantandereana, hace años pidió tener comunicación más expedita con el centro de Colombia se propuso la nueva carretera Cúcuta-Bucaramanga por el Alto del Escorial, todos los gobiernos anteriores dieron que NO, que se ampliaría a cuatro carriles la actual y escabrosa  carretera  Cúcuta-Pamplona-Paramo de Berlín-Bucaramanga. Y nos quedamos callados.
Cuando se propuso desde hace más de treinta años el embalse del Cínera para garantizar acueducto, energía y recreación, todo el gobierno se energizó para dar otro  NO rotundo. Ahora cuando se volvió a mencionar el proyecto Cínera, se nos ofreció como premio de consolación un  acueducto con captación en el Zulia y bombeo para traer el agua a Cúcuta. A riesgo de dejar sin riego los cultivos del valle del Zulia y de encarecer el servicio de acueducto.
El presidente actual periódicamente anuncia nuevas vías llamadas 4G en favor de otras regiones del país.  Nada para este rincón de la patria. Sin embargo hace pocos días, los  noticieros informaron que el presidente se acordó de nuestra existencia, tal vez gracias a Maduro y sus goriladas. Y anunció que se convertiría a doble calzada la actual y precaria carretera  Bucaramanga-Pamplona-Cúcuta, como un plan 4G.
Una vez decantada la alegría de esa  noticia, aterricé y me pregunté cuántos años tardará en ser realidad esa vía, si solo para reparar la carretera  Cúcuta-Pamplona en los sitios de derrumbe, llevan más de tres años y nada que terminan.
Entonces se me iluminó la mente y entendí lo que el presidente nos ofrece como vías tipo 4G. Obvio: se trata de vías para  nuestra cuarta generación (4G), contadas a partir de la actual generación. Si calculamos la vigencia y relevo de cada generación en 40 años, la cuarta generación (los  nietos y  bisnietos de nuestros  nietos) tendrá vigencia dentro de 160 años.  Esta vez el presidente no dijo mentiras: prometió vías para la 4G, y así será. Sin duda la verán dentro de 160 años en la presidencia de un bisnieto del actual presidente o tal vez de un bisnieto de Timochenko.
Eso, si antes el señor Maduro y sus sucesores, no se han anexionado esta tierra bajo el pretexto de eliminar “paramilitares” el contrabando de gasolina y tener en donde descargar a los trabajadores colombianos que le incomodan pues el mal ejemplo de ser trabajadores y no burócratas bolivarianos.

Concluyo que a los señores del interior, poco les importa que se genere desarrollo en  esta tierra. Otras regiones tienen dirigentes, gobernantes y parlamentarios que pesan, que proponen, y disponen en favor de su Eje Cafetero, su Valle del Cauca, la nación costeña, y que tienen posiciones desde donde vetan todo proyecto de inversión y desarrollo que se proponga para otras zonas del país. Podemos dar más ejemplos: el veto a Cúcuta como puerto exportador de café en 1995, el veto al proyecto azucarero Azurca, por parte de la Federación de Cafeteros y el IFI. Y faltan más datos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los Tibios

Había decidido desde hace algunos años, no volver a escribir sobre temas políticos, pero lo que estamos viviendo hoy en mi tierra me obliga a expresar mi opinión muy personal.
Los tibios
“Porque no eres ni frío ni caliente estoy por arrojarte de mi boca” ( la biblia) 

Ser un vomitivo, es el destino de los tibios. De los que quieren estar complaciendo a todos, aceptando todo, hablando pasito para no molestar ni despertar las iras y groserías de los matones, los que se asustan cuando un perro les ladra. Los que no tienen mano firme. Sabemos, y lo saben los perros, que el miedo se huele y se siente. Y entonces se pierde el respeto. Y nos muerden.
Eso explica en parte la derrota que sufrió el gobierno Santos en la OEA, y evidencia que los gobiernos de otras naciones prefieren alinearse con el gobierno autoritario, gritón y amenazante del régimen chavista. Por esa tibieza ante la agresividad perdimos el respeto de las otras naciones y sufrimos esa y anteriores derrotas diplomáticas.  (Recordemos el caso Nicaragua) Increíblemente cuando nuestra cancillería resolvió ser dura, lo hizo con Panamá, nación que no nos ha agredido ni insultado, pero a la cual imprudentemente declaró como “Paraíso Fiscal” para ganarse la esperada molestia de su gobierno.
La tibieza viene desde que el presidente Santos, recién posesionado descubrió a su “nuevo mejor amigo”, a quien no podíamos contrariar para que sus protegidas Farc  se sentaran a conversar, pero eso sí bajo las condiciones impuestas: las conversaciones debían ser en Cuba, bajo la tutela de sus amigos los Castro. Los garantes de estos posibles acuerdos tenían  que ser el gobierno de la “revolución bolivariana” y Noruega, que al igual que los países del  norte, creen que la guerrilla es un grupo de románticos muchachos que luchan para derrocar un  régimen dictatorial y violador de todos los derechos. Las condiciones la impusieron y el gobierno de Colombia las aceptó en aras de una Paz ante la cual debe aceptarse todo.
Es de temer que el estrepitoso fracaso de  nuestra tibia diplomacia, nos conduzca a fracasos mayores: ¿ Pedir apoyo a los países del ALBA?, o a UNASUR? Ambos organismos creados y apoyados por el chavismo y uno de ellos dirigido por el señor Samper quien ya dio la razón  al régimen chavista.  Además países con deuda de petróleo y dólares con  el régimen  bolivariano. ¿Recurrir a la ONU?, ¿no será exponernos a otro desprecio?
Entrevistado el defensor del pueblo de la “bolivariana”, con  gran elocuencia y poder de convicción desmintió todo lo visto en los noticieros. Y dijo que el gobierno bolivariano demandará a Colombia ante los tribunales internacionales por todos los perjuicios que le ha causado: envío de lumpen, de paramilitares, contrabando de extracción, etc., demanda que anuncia será por sumas millonarias.  Si esta demanda se formula, empecemos a preparar el pago pues con gobernantes tibios solo esperemos defensas tibias. Lo mismo puede pasar con la segunda demanda de Nicaragua.
Ya escrito lo anterior se conoce hoy la nueva, aunque demorada, posición del presidente Santos, con un poco más de carácter, la  cual merece respaldo.
Preguntas: ¿Qué espera el presidente para retirar a Colombia de Unasur?
¿Seguirá el gobierno bolivariano siendo garante de las conversaciones de paz de la Habana?
¿Será hora de dar un radical rumbo a la cancillería? Recuerdan que nuestra actual canciller fue nombrada por el presidente Uribe como embajadora en Washington? ¿Recuerdan que ella renunció a esa embajada aduciendo ante los medios que el presidente le imponía personal subalterno que ella no quería? ¿Por qué ahora no repite la palabra renunciar para permitir al presidente reestructurar las estrategias diplomáticas?  

La diplomacia de nuestra muy elegante y culta canciller no sirvió, ante la agresividad y grosería de Maduro y no conmovió a los gobiernos de los llamados países amigos.   ¿No sería mejor en estas circunstancias un canciller corajudo, así sea de la cuadrilla de Santos, como el mismo Vargas Lleras, o el ex mindefensa Pinzón?