sábado, 17 de septiembre de 2011

El hombre volador de Plasencia

Una leyenda simpática. El hombre volador

Reanudo mi Calle Mayor que suspendí por varias circunstancias: cirugía de corazón abierto en mayo, viaje-peregrinación a Lourdes y varias ciudades de Europa en junio y julio, reorganización de la mente en agosto.
Este periodo de replanteamientos mentales me ha servido también para dar una orientación diferente a mis escritos. No sufriré mas por los desastres a que es sometida nuestra ciudad por la mala elección de de nuestros mandatarios locales. Lamentablemente es posible que  Cúcuta continue como un barco sin capitán.
Encausaré mis deseos de escribir a temas menos polémicos, mas anecdóticos, más livianos, como por ejemplo comentar un libro, recordar un viaje, evocar a un personaje amable, etc.

Acabo de leer un gratísimo libro "Desvío a Santiago" de Cees Nootteboom, que me llevó a recorrer nuevamente los caminos de España, pero no con ojos de turista despistado, sino del brazo de un erudito viajero holandés, que demostró saber más de España, sus tesoros, sus regiones, sus caminos, catedrales, monumentos, y puentes, que los mismos españoles. Nootteboom es tal vez el mejor relator de viajes que he leído. En su "Desvío a Santiago", a su paso por Plasencia, nos hace entrar a la Catedral "Nueva" pues es solo de fines del siglo XV, y la vieja es de 1.200. Ya dentro de la enorme catedral, nos invita a observar todos los relieves unos en piedra pero en especial los infinitos detalles de la madera de la sillería del coro, tallados primorosamente en 1500 por el maestro Rodrigo Alemán. Son 41 sitiales altos y 26 bajos, todos llenos de figuras finamente talladas. Recordemos que los sillares son las sillas destinadas a las altas jerarquías eclesiásticas (Obispos, canónigos) en la zona catedralicia llamada el coro.

Al observar figura por figura, talla por talla,  caemos en cuenta que un tallador se podía convertir en un caricaturista. Así como el caricaturista actual satiriza en sus dibujos a los personajes del momento y los hace víctimas de sus agudezas, el tallador de la madera o de la piedra de la edad media o del renacimiento se aprovechaba de su arte para intercalar en las escenas bíblicas a personajes del momento, y representar con cuerpo de animal  la cara de algún personaje que no gozara de sus simpatías.

Finalizaba el siglo XV y el insigne "Maese Rodrigo, tallista" o "Maestro Rodrigo, el Tallador", llamado realmente Rodrigo Alemán, había alcanzado renombre  lo cual movió al obispo de Plasencia a contratar la ejecución de la sillería de su catedral. Nadie podía imaginar que el maestro tallador guardara rencores contra el clero que en esos años era acusado de múltiples concupiscencias y escándalos,  en donde el famoso Papa Borgia (Borja pues era español) era el papá de Cesar y Catalina Borgia, y un  prior de un célebre monasterio pese a su voto de castidad había tenía nada menos que 32 hijos.

El Maestro Rodrigo, bien sea por venganza por las demoras en el pago de su trabajo, o que influido por las doctrinas reformistas de Lutero se dedicó a aprovechar su genialidad de tallador para caricaturizar duramente a obispos, curas, frailes y monjas a quienes representó en maravillosas tallas en actitudes grotescas y francamente eróticas, intercaladas con figuras de santos,  escenas bíblicas o de animales o de monstruos míticos (dragones, grifos perros).
Aún en épocas actuales el escándalo molesta a algunos, por ejemplo el erudito historiador don José Mª Pemán escandalizado se refiere a estas talles para decir que " El cincel, como la pluma, se atreve a herir lo más sagrado. ../...y  hace anidar en las sillerías los monos y diablos con mitra, las zorras con hábito de frailes, predicando a las gallinas al mismo tiempo que les roban los pollos. ..../....Todos esos frailes y monjas que aparecen en las tallas, haciendo mil picardías y diabluras, son la cristalización del anticlericalismo...".  Y si algunos en la época actual se escandalizan,  es de imaginar el furor del clero de esos remotos tiempos cuando descubrieron las escandalosas figuras. Los ofendidos se indignaron aun más cuando le pidieron al escultor que cambiara sus tallas y él respondió que "ni Dios mismo podría hacer una obra mejor".
El maestro tallador se salvó de ser entregado a la Inquisición y de terminar en la hoguera, pero se le condenó a ser encerrado en una de las torres de la misma catedral, en donde debería seguir tallado la sillería. Como lo necesitaban se le permitió tener todo lo que pedía.

Ahora viene la mejor parte de la historia del célebre Maese Rodrigo El Tallador, quien no se resignó a pasar el resto de sus días encerrado. Resolvió huir de su torre prisión, pero huir volando. Así como suena: volando.
Se dedicó el maestro prisionero a imaginar la forma de volar, y ordenó que solo lo alimentaran con aves que debían traerle en gran cantidad y de todo género. Comía muy poco para perder peso, pero guardaba todas las plumas. Efectuó ensayos y experimentos con las aves y sacó proporciones, como por ejemplo que "...para sostener dos libras de carne, se necesitaban cuatro onzas de plumas...".  Proporcionó su peso con el correspondiente peso de plumas, elaboró con maderas livianas y telas unas alas, y llegado el día se las colocó, se engrudó de pegante las alas y todo su cuerpo y se colocó las plumas. Era un hombre pájaro y podría volar.
Las crónicas de Plasencia dicen que todos los habitantes lo vieron volar. Afirma  el jesuita José de la Cerda en su libro en latín que "...huius facti testes oculi placentinorum...” o sea que “Lo vieron y testifican muchos placentinos”  también lo relata la crónica de Antonio Ponz en el siglo XVIII. Lo analizó Caro y ahora muy recientemente sale una novela de Pilar Galán " Ni Dios mismo" que desarrolla esta leyenda (leyenda o verdad?).

¿Qué sucedió con Maese Rodrigo y su vuelo?. Unos dicen que sobrevoló plácidamente la ciudad, y que poco después, sobrepasadas las murallas de la ciudad se estrelló contra un puente y murió. Pero otros contemporáneos que lo vieron volar afirman que Maese Rodrigo el Tallador, voló y voló y jamás se volvió a saber de él.  En todo caso no se conoce su tumba, pero si la fecha de su vuelo y desaparición, no llegaba a los cincuenta años de edad.
En todo caso como testimonio quedan sus tallas que se conservan en la Catedral "nueva" de Plasencia, que pueden visitar cuando pasen por la Extremadura.
Una recomendación: Antes de viajar por España, por favor lean "El desvió a Santiago" de Cees Nooteboo les fascinará. También es recomendable conocer el origen del nombre de las ciudades, por ejemplo Plasencia viene del lema "Ut placeat Deo et hominibus” (“Para  complasencia de Dios y de los hombres”)
Cees Notteeboon                                  La  Catedral de Plascencia                    Silleria tallada