lunes, 11 de febrero de 2013

La vida novelesca de un novelista


LA VIDA NOVELESCA DE UN NOVELISTA

De Álvaro Villamizar Suárez.  10 de Febrero de2013.

Dedicado con especial afecto al joven Daniel Gómez Villamizar, que se perfila como mi cómplice de lecturas.

 
No me avergüenza reconocer que pese a creerme un buen e infatigable lector de novelas,  no había oído hablar de un tal Émile Ajar. No es posible leer a todos los autores y todas las novelas.  De modo que cuando un nieto, adolecente pero ya muy dedicado a leer, puso en mis manos un libro editado modestamente y casi descuadernado, y me invitó a leerlo, lo recibí con recelo pues nada me decía ni el autor ni el título: “La vida ante si”.  Iniciábamos un largo vuelo trasatlántico y más por cortesía con  el muchacho que por interés, suspendí la lectura de otro libro y me aventuré en la novela que se me ofrecía. Quedé cautivado desde su inicio; el libro me acompañó gratamente durante las largas e incómodas horas de vuelo.

Quise enterarme sobre el autor de quien presumí sería un emigrante árabe radicado en París, dado el ambiente en que desarrolla la agradable novela.  Al regreso me propuse saber más sobre Émile Ajar, y fue buena la sorpresa y también mi rubor al enterarme de lo que mucha gente ya sabía: Émile Ajar era uno de los seudónimos del renombrado novelista francés Romain Gary, cuyo nombre conocía lo mismo que los títulos de algunas de sus muchas novelas, entre ellas: "Les Racines du ciel (Las raíces del cielo) galardonada con el premio Goncourt  de 1956, novela que es considerada como la precursora del ecologismo y protección de la  naturaleza y los animales.

Al indagar en revistas y libros sobre la vida de Romain Gary del cual solo conocía las breves referencias que trae la solapa de los libros, concluí que la mejor novela de Romain Gary era su misma vida.

En primer lugar este escritor francés, no era francés, al igual que el gran escritor ingles Conrad no era ingles sino polaco. La nacionalidad de Gary es todo un enredo: nació en Vilna, Lituania, el 8 de mayo de 1914, como Roman Kacew. En esa década Lituania estaba ocupada por el imperio ruso, pero formaba parte de Polonia.  En consecuencia era ruso nacido en Lituania- Polonia, no hablaba  lituano. Realmente era ruso-judío y hablaba ruso y en su hogar en yídish. Parte de su niñez la pasa en Varsovia–Polonia- y le toca aprender polaco. Su mamá trashumante (el papá biológico nunca lo reconoció)  en se va a vivir a Niza, y le toca aprender francés. Allí decide a ser escritor en lengua francesa.

Escribe y publica sus primeras novelas con su verdadero nombre Roman Kacew. Más adelante multiplica sus seudónimos: Romain Gary, Fosco Sinibaldi, Paul Pawlovitch, Shatan Bogat y Émile Ajar. Una premonición de una manía con final fatal.

Pese al éxito de sus primeras obras firmadas con su verdadero nombre ruso, su madre le dijo que con un apellido ruso (recién exilados los nobles rusos) solo lograría ser portero de hoteles de lujo o bailarín. Aceptó el consejo materno y adoptó el nombre de Romain Gary, nombre de resonancia francesa.

Llega la segunda guerra mundial y el joven novelista como nuevo francés, ex polaco, ex lituano, ex ruso, se enrola como piloto militar en defensa de Francia. Su valor le da fama y es condecorado como Héroe de Guerra con la Cruz de Guerra por el general Charles De Gaulle, recibe además la orden de Caballero de la Legión de Honor y de Héroe de la Liberación, entre otras condecoraciones públicas. Pocos obtienen estas distinciones.

Es joven y estudia derecho. Aspira vincularse a la diplomacia francesa y logra algunos cargos.  La vida le sonríe, sus novelas son exitosas y  le proporcionan importantes ingresos.  Sus novelas y guiones son llevadas al cine. "...Se casa con  la famosa actriz Jean Seberg actriz de los filmes de Godard y musa de la nouvelle vague–, aviador, jugador de póquer, protagonista de la bohemia chic parisina…/…” ( Revista el Malpensante). Algún tiempo vive en la meca del cine Los Ángeles en donde fue cónsul de Francia.

El éxito lo persigue. En  1956 recibe el codiciado y prestigioso premio Goncourt por su novela: Les Racines du ciel (Las raíces del cielo).

En Paris se codea y es asiduo a las tertulias de los intelectuales de moda, es amigo de  Malraux, de Albert Camus, y otros intelectuales, algunos alinderados en la puntillosa izquierda francesa.

La Francia de la década de los setenta está fuertemente politizada. El general de Gaulle divide las opiniones. La izquierda lo cuestiona. La derecha central lo adora. La derecha extrema, lo odia por el caso Argelia

Romain Gary es admirador del enérgico general. Los intelectuales de izquierda se molestan y marginan. “…/… algunos críticos literarios de renombre, vinculados al nouveau roman, comenzaron a encontrarle defectos. Lo calificaron de démodé, y lo tildaron de ser un remedo pálido de Graham Greene. Entonces Gary, un certero bromista, decidió burlarse de sus críticos y, tras dejar de publicar con su nombre, ejecutó una de las venganzas más extraordinarias y novelescas que puedan concebirse…/…” (Revista El Malpensante).

Viene ahora la mejor parte de su novelesca vida: Romain Gary ya había ganado en 1956 el  premio Goncourt, una de cuyas estrictas reglas es que nadie puede recibirlo dos veces.

Entonces un anónimo escritor, un tal Émile Ajar, ¿tal vez un exilado argelino?, se presenta a competir con decenas de escritores, con una novela titulada “La vie devant soi” “La vida ante nosotros”, o La Vida ante sí” según el respectivo traductor. La  novela es aclamada y gana el premio Goncourt de 1975 a la mejor novela del año.

Los intelectuales y los lectores se preguntaban ¿quién  será el tal Émile Ajar? Elogiaban al gran escritor Ajar sin sospechar que era el  mismo Romain Gary, a quien criticaban y descalificaban. Que inteligente venganza o burla la de Romain Gary (o Romain Kacew? ¿o  Romain Gary, Fosco Sinibaldi, Paul Pawlovitch, Shatan Bogat o Émile Ajar? O finalmente Paul Pawlovitch?).

 

Triunfo y tragedia. El escritor no podía demostrar a sus críticos que era el era el ganador. Aceptarlo podía incluso ser calificado de delito. Había triunfado pero no podía gozar su triunfo.

Su vida se complicaba, y se refugia en Ginebra en donde adoptó otro sugestivo seudónimo: Paul Pawlovitch y allí, escribió Pseudo bajo una supuesta crisis de paranoia, libro donde dijo que el verdadero Emile Ajar era el inexistente Paul Pawlovitch. “Pseudo” traducido al inglés muy acertadamente por David Bellos, bajo el título de Hocus Bogus, crea más desconcierto al afirmar y también negar la autoría del libro. "Psudo es parte de una protesta general contra el sufrimiento y la hipocresía universal. Jugando con categorías novelísticas, esta obra es un poderoso testimonio de la potencia del lenguaje para expresar, divertir, engañar, y finalmente a confesar complejas circunstancias personales.

Jean Seberg su esposa (otra vida digna de escribir una novela) consagrada como una de las más importantes actrices de la época, (protagonizó filmes como Juana de Arco, Buenos días tristeza, Al final de la escapada...) protagonista ella  misma de una vida tormentosa rodeada de amantes, algunos celebres como el escritor mexicano Carlos Fuentes, y de peligrosos vínculos políticos con terroristas de la extrema izquierda desembocaron en el divorcio y en la depresión y las drogas que la llevaron al suicidio en Paris el 30 de agosto de 1979.

Romain Gary regresa a Paris, escribe su obra póstuma: “Vie et mort d'Émile Ajar” y cierra su ciclo vital el 2 de diciembre de 1980, cuando con cierta elegancia se da un tiro en la sien.

Será para próxima crómica la reseña de “La vie devant soi” “La vida ante nosotros”, o La Vida ante sí” según cada traductor.

    
 
         Roman Gary                                                                 Jean Seberg