martes, 24 de noviembre de 2015

El Pentimiento

El “Pentimiento” según  Almizares
                                                          
Dentro de los recuerdos de tantas lecturas,  creo que la palabra “pentimiento”, la intuí  hace  años cuando por primera vez leí “El Remordimiento” una de las obras del genial Fernando González el ermitaño filosofo de Otrabanda- Antioquia- . A lo mejor no soy original en la interpretación  de esta palabra. Es posible que otros lectores de Fernando González hayan llegado a descubrir el “pentimiento” como una palabra escondida dentro de los pensamientos del filósofo. Curiosa palabra que no aparece en los diccionarios con el sentido que el insinúa, pero que usan los peritos italianos de arte para referirse a las pinturas que aparecen tapadas por nuevas pinturas en los lienzos de antiguos artistas. Los comentaristas de arte suponen que el artista tuvo una curiosa especie de “arrepentimiento” de lo que ya había dibujado.
El arrepentimiento que tradicionalmente conocemos se refiere al dolor y propósito de penitencia, resarcimiento y petición de perdón y al remordimiento, que básicamente tiene implicaciones religiosas: arrepentirse de un pecado o una falta y proponerse no volver a cometerte.
Mi versión personal de “pentimiento” es opuesta a la del arrepentimiento y al remordimiento a que se refiere el catecismo, y se inspira en algún pasaje de Fernando González, que es ese sentimiento que nos aflora después de que mentirosamente décimos que “no gracias” cuando se nos ofrece un delicioso bocado, un estimulante licor, o la posibilidad de una graciosa compañía.
La reacción posterior es el pentimiento: ¿porqué dije que no? ¿Por qué deseche tan delicioso bocado? ¿Por qué se impusieron las normas de protocolo o de urbanidad sobre el deseo? ¿Por qué el temor a hacer una leve incorrección, una leve contravención, o el temor de hacer el ridículo, me impidió un gusto personal?
No estoy hablando de pecados ni de delitos. Solo de oportunidades y de eventuales contravenciones a lo establecido en normas sociales no escritas pero que son vigentes y cambiantes según las épocas y las regiones.
Mejor leer en la fuente a Fernando González en El Remordimiento, y sus vivencias en su estadía en Francia: “Tres son las mujeres con quienes he imitado a José (*): la criada Margarita, en mi niñez, cuando estudiaba donde los jesuitas y vivía con mi tío Baltasar. Con ésta fue por incapacidad material, que es el más cruel de todos los remordimientos. Teanós, de Atenas, y Toní, de Alsacia. ¡Variados remordimientos que me causan las tres mujeres que me amaron y de quienes no gocé, ya por impotencia, ya por estar enamorado de una imagen propia, o sea, enamorado de la superación!”  (*se refiere al casto José de la biblia)
”Siento necesidad de sacar en limpio, comentar y terminar las notas escritas durante la época en que vivió en casa la señorita Toní. Deseo que conozcan tanto de mí como yo y que sepan que jamás he consentido en el pecado. Además, las mañanas, cuando no hay presión atmosférica y salgo para Envigado a beber café bajo las ceibas, la imagen de Toní me tienta. Siento remordimiento de no haberle recibido el cuerpo que me ofreció. ¡Si el lector la conociera! …/….”
“Esa fue la sensación que tuve la mañana invernal en que entró a casa con el periódico en la mano. Yo soy intuitivo. Tocó a la puerta; abrí; preguntó por madame; subió las escaleras, y yo iba detrás, anonadado, sintiendo que iba a entrar en mi casa un poderoso animal. Yo quería decir que no; tenía el deber de negarme a recibirla. Pero ya Dios había dispuesto otra cosa, para que me perfeccionara en el estudio del remordimiento.”
Esa sensación es el pentimiento. El dolor de no haber procedido según un deseo personal.
En mis reflexiones, en donde revivo los tabús de la educación que recibimos los nacidos en las décadas de los treinta y cuarenta, en un ambiente de represión moral y en donde todo giraba sobre el mayor de los pecados que es lo relativo al sexo o sexto mandamiento, creo que lo que acongojó al escritor de Otrabanda no era el arrepentimiento, ¿arrepentirse de qué?  ¿De algo malo?  No. Era el sentido doloroso del pentimiento.

A estas alturas no resisto la tentación de incluir mas irreverentes citas de Fernando González sobre el mismo tema: “La infidelidad, tal como la describo, es patrimonio de las almas cuyo destino es la Divinidad. Es gran virtud. Procede del estado de imperfección que nos induce a buscar. Los hombres fieles no tienen porvenir.
“Después de algunos días felices, supe que Toní había dicho a Mlle. Babí: “¡No crea!; ¡no se volverá a casar!; ¡es muy viejo ya!”. ¿Por qué diría eso, que me hizo tener conciencia de la vejez?
“Lo dijo indudablemente para engañar, pues fue a poco cuando me escribió el papelito en que decía: “J.V.A.”. ¡Yo te amo!
“…/… Mientras no se ponga atención consciente, la tentación no causa remordimiento propiamente dicho, sino intranquilidad.
“Aquí hay problemas muy graves. Veamos. ¿De modo que también hay remordimiento de no haber obrado mal?”
Epilogo que también es Prologo: Cuando Alfonso el hermano de Fernando quiso publicar el libro en la recatada Medellín de los años treinta, le efectuó una serie de recortes y modificaciones para hacerlo púdico y aceptable. Antes de llevar a la imprenta le envió a Fernando el texto modificado. Para leer con mayor satisfacción El Remordimiento, es necesario leer la carta con la cual Fernando rechaza las correcciones, de la cual transcribo algunos deliciosos  apartes:
“Vamos a las supresiones: ¿Crees tú que la escena de la olida de los calzoncitos de Toní es inmoral? ¿Es mala? Entonces eres moralista, has perdido la inocencia vital. ¿No gozabas tú oliendo la ropa de nuestro padre? ¿No me deleito yo con el olor de las cabezas de mis hijos?
“Mientras más se intensifica el sentimiento amoroso, más los huelo deleitadamente. Oler es el primer acto del amor. …/…. Todos los animales, hasta nosotros, dizque privilegiados, olemos para amar, olemos para excitar la energía. Tal escena, que tiene raíces en la vida, es bellísima, casi la esencia del libro; sin ella, no tienen sentido las conclusiones. Tal era mi tentación, que olía sus ropitas; tal era el guiño tentador que me hacía la vida, que yo me medía sobre su cama, a solas, para ver cómo quedaba uno allí. Y todo eso lo suprimiste, para que pudieran leerlo las palúdicas, santas de palo.
¿Cómo te atreviste a poner “calzones” de Toní, en vez de “calzoncitos”? La muchacha tiene “calzoncitos”, o sea, pequeños, limpios, y Pacho-loco, el mendigo que acaba de entrar a casa, tiene “calzones”.
Pusiste “prendas de su feminidad íntima”, en lugar de “ropitas de Toní”. “Prendas” es como dicen los padres Ochoa y Mejía, curas de Envigado, en el púlpito, o sea, pornografía, hipocresía, vergüenza, pecado. “Ropitas” fue lo que yo vi y olí en la cómoda de la muchacha, o sea, unas camisitas y calzoncitos de seda, requetedoblados con el arte que tienen en Francia.
Si yo le hubiera ofrecido a la Virgen “los calzones de Toní”, ésta sería la hora en que estuviera avergonzado... “Calzones” y “prendas” tiene Fernanda Ramírez”

martes, 6 de octubre de 2015

Por fin entendí lo de las carreteras 4G

Por fin entendí lo de las carreteras 4G

Cuando la escasa dirigencia Nortesantandereana, hace años pidió tener comunicación más expedita con el centro de Colombia se propuso la nueva carretera Cúcuta-Bucaramanga por el Alto del Escorial, todos los gobiernos anteriores dieron que NO, que se ampliaría a cuatro carriles la actual y escabrosa  carretera  Cúcuta-Pamplona-Paramo de Berlín-Bucaramanga. Y nos quedamos callados.
Cuando se propuso desde hace más de treinta años el embalse del Cínera para garantizar acueducto, energía y recreación, todo el gobierno se energizó para dar otro  NO rotundo. Ahora cuando se volvió a mencionar el proyecto Cínera, se nos ofreció como premio de consolación un  acueducto con captación en el Zulia y bombeo para traer el agua a Cúcuta. A riesgo de dejar sin riego los cultivos del valle del Zulia y de encarecer el servicio de acueducto.
El presidente actual periódicamente anuncia nuevas vías llamadas 4G en favor de otras regiones del país.  Nada para este rincón de la patria. Sin embargo hace pocos días, los  noticieros informaron que el presidente se acordó de nuestra existencia, tal vez gracias a Maduro y sus goriladas. Y anunció que se convertiría a doble calzada la actual y precaria carretera  Bucaramanga-Pamplona-Cúcuta, como un plan 4G.
Una vez decantada la alegría de esa  noticia, aterricé y me pregunté cuántos años tardará en ser realidad esa vía, si solo para reparar la carretera  Cúcuta-Pamplona en los sitios de derrumbe, llevan más de tres años y nada que terminan.
Entonces se me iluminó la mente y entendí lo que el presidente nos ofrece como vías tipo 4G. Obvio: se trata de vías para  nuestra cuarta generación (4G), contadas a partir de la actual generación. Si calculamos la vigencia y relevo de cada generación en 40 años, la cuarta generación (los  nietos y  bisnietos de nuestros  nietos) tendrá vigencia dentro de 160 años.  Esta vez el presidente no dijo mentiras: prometió vías para la 4G, y así será. Sin duda la verán dentro de 160 años en la presidencia de un bisnieto del actual presidente o tal vez de un bisnieto de Timochenko.
Eso, si antes el señor Maduro y sus sucesores, no se han anexionado esta tierra bajo el pretexto de eliminar “paramilitares” el contrabando de gasolina y tener en donde descargar a los trabajadores colombianos que le incomodan pues el mal ejemplo de ser trabajadores y no burócratas bolivarianos.

Concluyo que a los señores del interior, poco les importa que se genere desarrollo en  esta tierra. Otras regiones tienen dirigentes, gobernantes y parlamentarios que pesan, que proponen, y disponen en favor de su Eje Cafetero, su Valle del Cauca, la nación costeña, y que tienen posiciones desde donde vetan todo proyecto de inversión y desarrollo que se proponga para otras zonas del país. Podemos dar más ejemplos: el veto a Cúcuta como puerto exportador de café en 1995, el veto al proyecto azucarero Azurca, por parte de la Federación de Cafeteros y el IFI. Y faltan más datos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los Tibios

Había decidido desde hace algunos años, no volver a escribir sobre temas políticos, pero lo que estamos viviendo hoy en mi tierra me obliga a expresar mi opinión muy personal.
Los tibios
“Porque no eres ni frío ni caliente estoy por arrojarte de mi boca” ( la biblia) 

Ser un vomitivo, es el destino de los tibios. De los que quieren estar complaciendo a todos, aceptando todo, hablando pasito para no molestar ni despertar las iras y groserías de los matones, los que se asustan cuando un perro les ladra. Los que no tienen mano firme. Sabemos, y lo saben los perros, que el miedo se huele y se siente. Y entonces se pierde el respeto. Y nos muerden.
Eso explica en parte la derrota que sufrió el gobierno Santos en la OEA, y evidencia que los gobiernos de otras naciones prefieren alinearse con el gobierno autoritario, gritón y amenazante del régimen chavista. Por esa tibieza ante la agresividad perdimos el respeto de las otras naciones y sufrimos esa y anteriores derrotas diplomáticas.  (Recordemos el caso Nicaragua) Increíblemente cuando nuestra cancillería resolvió ser dura, lo hizo con Panamá, nación que no nos ha agredido ni insultado, pero a la cual imprudentemente declaró como “Paraíso Fiscal” para ganarse la esperada molestia de su gobierno.
La tibieza viene desde que el presidente Santos, recién posesionado descubrió a su “nuevo mejor amigo”, a quien no podíamos contrariar para que sus protegidas Farc  se sentaran a conversar, pero eso sí bajo las condiciones impuestas: las conversaciones debían ser en Cuba, bajo la tutela de sus amigos los Castro. Los garantes de estos posibles acuerdos tenían  que ser el gobierno de la “revolución bolivariana” y Noruega, que al igual que los países del  norte, creen que la guerrilla es un grupo de románticos muchachos que luchan para derrocar un  régimen dictatorial y violador de todos los derechos. Las condiciones la impusieron y el gobierno de Colombia las aceptó en aras de una Paz ante la cual debe aceptarse todo.
Es de temer que el estrepitoso fracaso de  nuestra tibia diplomacia, nos conduzca a fracasos mayores: ¿ Pedir apoyo a los países del ALBA?, o a UNASUR? Ambos organismos creados y apoyados por el chavismo y uno de ellos dirigido por el señor Samper quien ya dio la razón  al régimen chavista.  Además países con deuda de petróleo y dólares con  el régimen  bolivariano. ¿Recurrir a la ONU?, ¿no será exponernos a otro desprecio?
Entrevistado el defensor del pueblo de la “bolivariana”, con  gran elocuencia y poder de convicción desmintió todo lo visto en los noticieros. Y dijo que el gobierno bolivariano demandará a Colombia ante los tribunales internacionales por todos los perjuicios que le ha causado: envío de lumpen, de paramilitares, contrabando de extracción, etc., demanda que anuncia será por sumas millonarias.  Si esta demanda se formula, empecemos a preparar el pago pues con gobernantes tibios solo esperemos defensas tibias. Lo mismo puede pasar con la segunda demanda de Nicaragua.
Ya escrito lo anterior se conoce hoy la nueva, aunque demorada, posición del presidente Santos, con un poco más de carácter, la  cual merece respaldo.
Preguntas: ¿Qué espera el presidente para retirar a Colombia de Unasur?
¿Seguirá el gobierno bolivariano siendo garante de las conversaciones de paz de la Habana?
¿Será hora de dar un radical rumbo a la cancillería? Recuerdan que nuestra actual canciller fue nombrada por el presidente Uribe como embajadora en Washington? ¿Recuerdan que ella renunció a esa embajada aduciendo ante los medios que el presidente le imponía personal subalterno que ella no quería? ¿Por qué ahora no repite la palabra renunciar para permitir al presidente reestructurar las estrategias diplomáticas?  

La diplomacia de nuestra muy elegante y culta canciller no sirvió, ante la agresividad y grosería de Maduro y no conmovió a los gobiernos de los llamados países amigos.   ¿No sería mejor en estas circunstancias un canciller corajudo, así sea de la cuadrilla de Santos, como el mismo Vargas Lleras, o el ex mindefensa Pinzón? 

lunes, 31 de agosto de 2015

El perfil de algunas ciudades vistas desde el mar.

El perfil de algunas ciudades vistas desde el mar.
Así como a las personas las podemos ver  de frente o de perfil, o aún  de espaldas, las ciudades también pueden ser vistas desde diferentes ángulos. Pero no todas las ciudades se pueden ver de perfil.
Normalmente vemos a las ciudades desde adentro, cuando ya estamos sumergidos en sus calles, o cuando las contemplamos desde la altura. Las ciudades portuarias tienen el privilegio que las podemos ver desde afuera: desde el mar, es decir de perfil, recortadas contra el horizonte.  Ese perfil de algunas ciudades será el tema para estas disquisiciones viajeras tema que se me ocurrió al leer a Tomas Mann quien en “Muerte en Venecia” nos dice que al acercarse el  barco a Venecia, al viajero, “…se presentaba a la vista la magnífica perspectiva, la deslumbradora composición de fantásticos edificios que la república mostraba a los ojos asombrados de los navegantes que llegaban a la ciudad;  la graciosa magnificencia del palacio y del Puente de los Suspiros, las columnas con santos y leones, la fachada pomposa del fantástico, templo, la puerta y el gran reloj, y comprendió entonces que llegar por tierra a Venecia, bajando de la estación, era como entrar a un palacio por la escalera de servicio. Había que llegar, pues, en barco…”
Entonces reviví esos minutos dorados en que precisamente hice lo indicado: llegar a Venecia en barco. Al deslizarse el crucero frente a la ciudad, en busca del muelle, la esplendorosa y Serenísima ciudad vista en su perfil desfiló ante nuestros ojos. Desde la altura del puente trece del crucero la ciudad era otra. Que diferente de la reducida visión que se nos presenta cuando llegamos en tren.
Pensé entonces que algunas ciudades tienen el privilegio de poder apreciar su perfil desde el mar.
Nueva York. Desde el mar su perfil es inconfundible, inolvidable e impactante. No es el mismo que puede verse caminando por sus avenidas ni desde el la ventanilla del avión.  Aún lejos del puerto, desde el crucero  podemos ver el mismo panorama que emocionó hasta las lágrimas a los miles de inmigrantes irlandeses o italianos, ante la estatua de la Libertad, el bosque de rascacielos, el verdor de sus parques, la actividad de sus avenidas.  Al desembarcar, la imagen del perfil de la ciudad se desvanece y nos enfrentamos al ritmo frenético de la vida cuotidiana, de sus tumultos, de sus ruidos y estridencias, pero que de  ninguna forma le hacen perder encanto a esta maravillosa metrópolis.
Malta. La Vallette. Empieza a amanecer y el barco se aproxima al puerto. La primera impresión es que la ciudad y la isla son de oro. El sol la golpea horizontalmente y sus edificios resplandecen.
Sorrento: Desde el puente del crucero quisiera uno demorar el desembarco para gozar  del paisaje de su entorno: espectaculares acantilados,  montaña florecida, lindas casas sobre el borde de la serpenteante carretera de la Campania, la ciudad, más pueblo que ciudad, respira alegría, sol, calles  bordeadas de coloridas tiendas, iglesias, pequeñas plazas.   Pero desembarcamos y nos encontramos  con lo que desde lejos no podemos disfrutar: amabilidad, el limoncello, y la más maravillosa pizza del mundo.
Ciudades de las islas griegas: Son muchas y necesaria y afortunadamente solo se puede llegar a ellas en barco. De  modo que la primera impresión es su perfil.  Todas distintas y todas iguales.  Playa y  montaña. Casas de un blanco resplandeciente. Puertas y ventanas azules. Patios y pequeñas plazoletas con emparrados y coloridos y pequeños restaurantes.  Algunas montañas con olivos. Todo lo podemos apreciar desde nuestro barco. Al acercarse podemos encontrar las diferencias entre  Myconos, Creta, Santorini, Corfú, Poros, Aegina, Hidra… Sus pequeñas iglesias ortodoxas con sus cúpulas azules que se confunden con el azul del cielo. Algunas con  Molinos de viento. Todas con decenas de barcos y barquitos de pescadores en sus marinas.  Islas que desde el barco despiertan emociones estéticas que nos hacen envidiar a sus plácidos moradores a quienes suponemos alegremente irresponsables como su prototipo el inolvidable Zorba.
San Francisco. Las ciudades de los Estados Unidos en su gran mayoría carecen de personalidad y todas se identifican por autopistas que las atraviesan y dividen, los complejos círculos de distribución de vías, grandes centros comerciales, dificultad para pasear a pie.  Son  excepcionales las ciudades como San Francisco, New York, Boston, Los Ángeles en donde existen andenes y calles para un amable recorrido a pie.
Llegar a San Francisco en  barco es otro espectáculo que impacta gratamente los sentidos: Los puentes, el perfil de la ciudad que trepa por sus colinas, los viejos muelles, todo hace que este panorama sea inolvidable y digno de repetirse.
Barcelona. Desde el puente más alto del barco y aún lejos del puerto,  nos alegraos al ver un panorama de lejanas y altas montañas, Montserrat, otras más cercanas  Monjuich, las torres de la catedral gótica, las inconfundibles torres de la Sagrada Familia. Más de cerca vemos a Colón desde su alto monumento señalando el infinito y el inicio de la bella gran Rambla. Desembarcamos y lo que veíamos de lejos se vuelve maravillosa vecindad: Santa María del Mar, las atarazanas, remontamos la Rambla, curioseamos el Liceu, seguimos adelante y entramos a esa catedral de alimentos que es la Boqueria, tal vez el mercado más lindo del mundo. Penetramos en el medioeval barrio gótico, la viejísima catedral,  sus callejuelas llenas de misterio. Nos adentramos en la zona Gaudí y más adelante nos extasiamos ante la Sagrada Familia. Pero hay  más por ver y vamos al parque Güell. Pero ya me aleje del  mar, y el tema es la ciudad vista desde el  mar.
Valparaíso. Al abrir las cortinas de la cabina muy de madrugada cuando el crucero se aproxima al puerto la primera impresión desde la distancia  es el enfrentarnos a una película de ciencia ficción con  un panorama de enormes “mutantes” de largos cuellos que con sus poderosos brazos toman con increíble precisión contenedores para depositarlos sobre grandes camiones, o colocarlos en  sitios diferentes apilándolos con precisión milimétrica unos sobre otros. Amanece, sale el sol, se desvanece la cortina de bruma y vemos una ciudad de casas multicolores que trepan por las colinas que enmarcan el puerto, ascensores que desde las calles de abajo llevan a las zonas altas. Ambiente eminentemente marinero, multitud de pequeños barcos pesqueros. Viento y olor a mar.
Rio de Janeiro. Los asombrados marineros que navegaban en las naves lusitanas de  Pedro Álvares Cabral y  Gaspar de Lemos no daban crédito a sus ojos cuando desde sus veleros descubrieron lo que creyeron  era el paraíso terrenal. Habían llegado a  la bahía de Guanabara, que confundieron con un río y a ese sitio encantador lo llamaron  Río de Enero, en portugués Rio de Janeiro. Era el 1 de enero de 1502.
Hoy esa joya de la naturaleza es la sede de una linda ciudad, que vista desde el mar nos recuerda el impacto visual de los marineros que hace quinientos años la descubrieron para el mundo occidental, pero ahora agregamos el perfil de una ciudad que se despliega desde las bellas playas hasta las montañas atestadas de casitas multicolores, esa enorme roca Pan de Azúcar, su fenomenal estatua del Salvador, su arquitectura portuguesa colonial que se alegra con la influencia afroamericana.
Se insinúan  en los recuerdos muchas otras ciudades, grandes o pequeñas, poblados pintorescos que lucen bellos desde el mar, pero se haría  muy larga la crónica. Sin embargo no puedo dejar de mencionar perfiles inolvidables: Split en  Croacia,  San Juan de Puerto Rico, Vancouver en Canadá, la remota Punta Arenas en el fin de la Patagonia chilena, Cabo San Lucas en Baja California de México, Marsella en Francia, Nápoles en Italia, y tantas ciudades de la bella Sicilia, como Trapani, Messina,  Catania. En el oriente Hong Kong, o en la  mitad del  pacífico Honolulu. Pero será en otra oportunidad.



Barcelona

domingo, 23 de agosto de 2015

Palabras Inspiradoras

Palabras inspiradoras.
No todas las palabras de nuestro idioma trasmiten emociones o sentimientos, o deseos. Algunas nos mueven algo, bien apasionadamente, bien sentimentalmente, bien sensitivamente. Se me ocurren las siguientes palabras que en solitario pronuncio en voz alta:
Patria, guerra, odio, venganza, ataque, revolución, muerte, tortura, socorro, alto, ira, vejes,  cáncer, madre, bebé, niño, papá, caricia, pétalo, flor, perfume, premio, frio, calor, asado, dulce, miel, playa, cama, sueño, almohada, luz, gol, mojicones, pasteles…
Otras palabras solo dicen algo especial para algunos, por sus aficiones, recuerdos, fobias, mientras que a los demás son solo una palabra más.
Para mi decir Paris, Andalucía, Chinácota, tiene sentido especial. Para otros serán palabras diferentes las que muevan recuerdos, temores, ilusiones.  
Otras despiertan fobias o miedos, en  mi caso: salto al vacío, alacrán, secuestro, guerrilla, ahogo, asfixia. Otras palabras me dan paz: arrebol, panorama, jardín, libro, armonía, bolero, concierto. Algunas me ponen (o me ponían cuando litigaba) en agradable alerta: alegato, sentencia, concepto, contrato.
Hay palabras “secretas” cuyo sentido solo lo sabe uno mismo y que se relaciona con vivencias, lecturas, enseñanzas, momentos, circunstancias: Rey Lehar, Egmond, Doctor Zhivago, Candilejas, La vida en rosa, Caballo Viejo, Hojas de Otoño (las hojas muertas),  embárcate,   brindemos, San Luis Gonzaga, castidad, descalza.
Por todo lo anterior, cada uno de nosotros tenemos expresiones y, lecturas y escritos con significado propio, algunas veces herméticos.
Y ahora que pronuncio, o escribo, la palabra hermético es oportuno disertar sobre lo hermético, y necesariamente veremos su parentesco con lo gótico, con la alquimia, con las fórmulas magistrales, con la piedra filosofal, con el misterio del arte gótico, con Nicolás Flamel., con Fulcanelli.
Un tema apasionante, que tal vez merezca una sesión de escritura sabatina o dominical mas extensa pero que ahora solo esbozaré.
Hermético, parece que se deriva del dios Hermes de la mitología griega, llamado también Mercurio al pasar a la mitología romana. Y recordemos que el metal mercurio, es elemento básico de todas las fórmulas mágicas o herméticas de los alquimistas.
Las catedrales góticas y lo hermético están íntimamente relacionadas y sus misterios estaban reservados a los iniciados en el “art gotic”. Pero ese será un tema para otra entrada de mi blog Calle Mayor.