Había decidido desde hace algunos años, no volver a escribir sobre temas políticos, pero lo que estamos viviendo hoy en mi tierra me obliga a expresar mi opinión muy personal.
Los tibios
“Porque
no eres ni frío ni caliente estoy por arrojarte de mi boca” ( la biblia)
Ser un vomitivo, es el destino de los
tibios. De los que quieren estar complaciendo a todos, aceptando todo, hablando
pasito para no molestar ni despertar las iras y groserías de los matones, los
que se asustan cuando un perro les ladra. Los que no tienen mano firme.
Sabemos, y lo saben los perros, que el miedo se huele y se siente. Y entonces
se pierde el respeto. Y nos muerden.
Eso explica en parte la derrota que
sufrió el gobierno Santos en la OEA, y evidencia que los gobiernos de otras naciones
prefieren alinearse con el gobierno autoritario, gritón y amenazante del
régimen chavista. Por esa tibieza ante la agresividad perdimos el respeto de
las otras naciones y sufrimos esa y anteriores derrotas diplomáticas. (Recordemos el caso Nicaragua) Increíblemente
cuando nuestra cancillería resolvió ser dura, lo hizo con Panamá, nación que no
nos ha agredido ni insultado, pero a la cual imprudentemente declaró como “Paraíso
Fiscal” para ganarse la esperada molestia de su gobierno.
La tibieza viene desde que el presidente
Santos, recién posesionado descubrió a su “nuevo mejor amigo”, a quien no podíamos
contrariar para que sus protegidas Farc se
sentaran a conversar, pero eso sí bajo las condiciones impuestas: las
conversaciones debían ser en Cuba, bajo la tutela de sus amigos los Castro. Los
garantes de estos posibles acuerdos tenían
que ser el gobierno de la “revolución bolivariana” y Noruega, que al
igual que los países del norte, creen
que la guerrilla es un grupo de románticos muchachos que luchan para derrocar
un régimen dictatorial y violador de
todos los derechos. Las condiciones la impusieron y el gobierno de Colombia las
aceptó en aras de una Paz ante la cual debe aceptarse todo.
Es de temer que el estrepitoso fracaso
de nuestra tibia diplomacia, nos conduzca
a fracasos mayores: ¿ Pedir apoyo a los países del ALBA?, o a UNASUR? Ambos
organismos creados y apoyados por el chavismo y uno de ellos dirigido por el
señor Samper quien ya dio la razón al
régimen chavista. Además países con
deuda de petróleo y dólares con el régimen bolivariano. ¿Recurrir a la ONU?, ¿no será
exponernos a otro desprecio?
Entrevistado el defensor del pueblo de
la “bolivariana”, con gran elocuencia y
poder de convicción desmintió todo lo visto en los noticieros. Y dijo que el
gobierno bolivariano demandará a Colombia ante los tribunales internacionales
por todos los perjuicios que le ha causado: envío de lumpen, de paramilitares,
contrabando de extracción, etc., demanda que anuncia será por sumas
millonarias. Si esta demanda se formula,
empecemos a preparar el pago pues con gobernantes tibios solo esperemos
defensas tibias. Lo mismo puede pasar con la segunda demanda de Nicaragua.
Ya escrito lo anterior se conoce hoy la
nueva, aunque demorada, posición del presidente Santos, con un poco más de carácter,
la cual merece respaldo.
Preguntas: ¿Qué espera el presidente
para retirar a Colombia de Unasur?
¿Seguirá el gobierno bolivariano siendo garante
de las conversaciones de paz de la Habana?
¿Será hora de dar un radical rumbo a la
cancillería? Recuerdan que nuestra actual canciller fue nombrada por el presidente
Uribe como embajadora en Washington? ¿Recuerdan que ella renunció a esa
embajada aduciendo ante los medios que el presidente le imponía personal subalterno
que ella no quería? ¿Por qué ahora no repite la palabra renunciar para permitir
al presidente reestructurar las estrategias diplomáticas?
La diplomacia de nuestra muy elegante y culta
canciller no sirvió, ante la agresividad y grosería de Maduro y no conmovió a los
gobiernos de los llamados países amigos. ¿No sería
mejor en estas circunstancias un canciller corajudo, así sea de la cuadrilla de
Santos, como el mismo Vargas Lleras, o el ex mindefensa Pinzón?