martes, 6 de octubre de 2015

Por fin entendí lo de las carreteras 4G

Por fin entendí lo de las carreteras 4G

Cuando la escasa dirigencia Nortesantandereana, hace años pidió tener comunicación más expedita con el centro de Colombia se propuso la nueva carretera Cúcuta-Bucaramanga por el Alto del Escorial, todos los gobiernos anteriores dieron que NO, que se ampliaría a cuatro carriles la actual y escabrosa  carretera  Cúcuta-Pamplona-Paramo de Berlín-Bucaramanga. Y nos quedamos callados.
Cuando se propuso desde hace más de treinta años el embalse del Cínera para garantizar acueducto, energía y recreación, todo el gobierno se energizó para dar otro  NO rotundo. Ahora cuando se volvió a mencionar el proyecto Cínera, se nos ofreció como premio de consolación un  acueducto con captación en el Zulia y bombeo para traer el agua a Cúcuta. A riesgo de dejar sin riego los cultivos del valle del Zulia y de encarecer el servicio de acueducto.
El presidente actual periódicamente anuncia nuevas vías llamadas 4G en favor de otras regiones del país.  Nada para este rincón de la patria. Sin embargo hace pocos días, los  noticieros informaron que el presidente se acordó de nuestra existencia, tal vez gracias a Maduro y sus goriladas. Y anunció que se convertiría a doble calzada la actual y precaria carretera  Bucaramanga-Pamplona-Cúcuta, como un plan 4G.
Una vez decantada la alegría de esa  noticia, aterricé y me pregunté cuántos años tardará en ser realidad esa vía, si solo para reparar la carretera  Cúcuta-Pamplona en los sitios de derrumbe, llevan más de tres años y nada que terminan.
Entonces se me iluminó la mente y entendí lo que el presidente nos ofrece como vías tipo 4G. Obvio: se trata de vías para  nuestra cuarta generación (4G), contadas a partir de la actual generación. Si calculamos la vigencia y relevo de cada generación en 40 años, la cuarta generación (los  nietos y  bisnietos de nuestros  nietos) tendrá vigencia dentro de 160 años.  Esta vez el presidente no dijo mentiras: prometió vías para la 4G, y así será. Sin duda la verán dentro de 160 años en la presidencia de un bisnieto del actual presidente o tal vez de un bisnieto de Timochenko.
Eso, si antes el señor Maduro y sus sucesores, no se han anexionado esta tierra bajo el pretexto de eliminar “paramilitares” el contrabando de gasolina y tener en donde descargar a los trabajadores colombianos que le incomodan pues el mal ejemplo de ser trabajadores y no burócratas bolivarianos.

Concluyo que a los señores del interior, poco les importa que se genere desarrollo en  esta tierra. Otras regiones tienen dirigentes, gobernantes y parlamentarios que pesan, que proponen, y disponen en favor de su Eje Cafetero, su Valle del Cauca, la nación costeña, y que tienen posiciones desde donde vetan todo proyecto de inversión y desarrollo que se proponga para otras zonas del país. Podemos dar más ejemplos: el veto a Cúcuta como puerto exportador de café en 1995, el veto al proyecto azucarero Azurca, por parte de la Federación de Cafeteros y el IFI. Y faltan más datos.