¿GUERRA CIVIL?
El premio Nobel de la Paz otorgado por Noruega al
presidente de Colombia Santos es sin duda un premio que no podemos objetar. Es
merecido pues el presidente ha hecho como objetivo central de su gobierno
llegar a un acuerdo, al precio que sea, con la guerrilla de las FARC. Además es
oportuno pues compromete a las FARC con su desarme y sus declaraciones de
desear la paz.
Era un premio cantado como fijo. Noruega es uno de los
tres países “acompañantes” del proceso, junto con Venezuela y Cuba, cuyos
gobiernos son algo más que simpatizantes de las FARC.
Tampoco olvidemos la vinculación, llamémosla generosa,
de Noruega con su oficina en Colombia del Consejo Noruego para Refugiados NRC, y
con la presencia de numerosas ONGs noruegas como: Fondo Noruego de los Derechos
Humanos, Cruz Roja Noruega, Aldeas Infantiles SOS, Hogares Juveniles SOS, Escuela
SOS Hermann Gmeiner, Centros de Formación Profesional SOS, Centros Sociales
SOS. Brigadas Internacionales de Paz (PBI), Caritas Noruega, La Confederación
Nacional de Trabajadores de Noruega (LO) que colabora con la Unión Sindical
Obrera de la Industria del Petróleo de Colombia (USO), y Ayuda Popular de
Noruega.
A estas circunstancias se agrega el informe que acaba
de aparecer en el diario ABC de Madrid
escrito por el columnista Ramón Pérez-Maura el domingo 9 de octubre y que
tituló “Lo que cuesta ganar un Nobel de la Paz”. Se inicia recordando que el
gobierno noruego ha gastado buenas sumas
en pagar al abogado español Enrique Santiago, conocido y exitoso asesor de las
FARC. Luego anota algunas coincidencias: el gobierno de Noruega a través de su estatal petrolera
Statoil, tiene gran interés en adquirir concesiones en Colombia y logró que el
gobierno de Colombia otorgara a Statoil una participación en el bloque COL-4 en
la zona Tayrona y otra en aguas frente a la Guajira (informado por El Tiempo 4
de septiembre de 2014). Otra coincidencia: La señora Kaci Kullmann Five fue la
vocera que anunció el otorgamiento del premio, la vimos en los noticieros de
TV. Esta señora fue ministra y luego miembro del consejo de administración de
Statoil, y es ahora la Presidente del
Consejo que otorga el premio Nobel de la
Paz.
Pero el objeto de mi columna, no es el cuestionar
el premio ganado por el presidente
Santos, el cual es reconocido como merecido.
Mi cuestionamiento e inquietud es que en las
consideraciones para justificarlo se diga se le otorga por sus esfuerzos para
lograr el fin “la Guerra Civil” en
Colombia. Más adelante se insiste en la palabra “Guerra Civil”.
¿Guerra Civil en Colombia? Hasta hace pocos días se
hablaba de “conflicto armado” Hasta hace unos meses todos coincidían en
calificar a las FARC, como terroristas, asesinos, violadores, secuestradores,
narcotraficantes, usurpadores de tierras y bienes, culpables de desplazamiento
masivo de campesinos, y de casi toda la gama de delitos que enuncia el código
penal, delitos calificados como de lesa humanidad a nivel internacional.
De un momento
otro, y para que no se molestaran los señores de la guerrilla el gobierno
sugirió calificativos menos duros: ya no se les podía tratar de terroristas ni
de responsables de esos delitos. El narcotráfico era un delito político por ser
“conexo” al delito de rebelión, no teníamos secuestros sino “retenciones”,
etc. De terroristas pasaron ante el mundo a ser estadistas que discutían de
tu a tu un tratado más que un acuerdo. Pero pese a todas estos nuevos adjetivos y concesiones
lingüísticas, nunca se les dio el status
de ser contrapartes de un gobierno legítimo en una “guerra civil”.
Si la señora Kaci Kullmann presidenta del comité
del Nobel de la Paz considera que existe una “Guerra Civil” con
las FARC, es necesario responder varias preguntas: ¿Es adecuado hablar de una
Guerra Civil en Colombia? ¿Saben la
diferencia entre una Guerra Civil y un
movimiento guerrillero subversivo?
¿La guerrilla ejerció o ejerce control total, es decir gobierno, sobre una buena parte del territorio nacional?
¿La situación o conflicto armado de Colombia es una guerra civil como la
actual situación de Siria, o la que se
vivió hace años en Estados Unidos o en España en 1936?
Otra pregunta: ¿si el conflicto con las FARC es una guerra civil, entonces el conflicto con el ELN debe ser considerado también
como otra guerra civil? Y como tenemos
más conflictos armados, como los Urabeños, Los Ratrojos, etc., ¿también serán calificados por los noruegos como guerras civiles?
Alguien deberá decirles a los señores noruegos que el
premio está bien adjudicado, pero muy mal sustentado calificando nuestro
conflicto armado como una Guerra Civil. Y por favor que no equiparen a los
líderes de esa verdadera guerra civil nuestra de 1900, llamada Guerra de De los
Mil Días, Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera por el lado rebelde, con Tiro
Fijo, Timochenko y demás líderes de las FARC.
Y finalmente, dolernos de que el gobierno quiera hacer
creer que el derecho de cuestionar algunos puntos del acuerdo, no es ser
enemigo de la paz. Afortunadamente el pueblo
no tragó entero y el NO debe entenderse como un repudio a la violencia.
Que todos amamos la PAZ, y que se ha dado la oportunidad de corregir errores
que conduzcan a una paz verdadera, estable y justa.