martes, 16 de noviembre de 2010

Consideraciones imprudentes sobre la elección de Alcalde

Consideraciones imprudentes sobre un tema delicado.
Perfil ideal de un candidato a la alcaldía de la ciudad

Nuestras leyes civiles prevén la posibilidad de que a ciertas personas irresponsables, despilfarradoras o en incapacidad mental, se les declare en interdicción para el manejo de sus bienes y ejercicio de sus derechos, y se les nombra un tutor o curador que las represente.
Algunos municipios, entre ellos Cúcuta, dan muestras de no saber ejercer sus derechos y manejar su desarrollo, su patrimonio y su futuro.
El derecho a elegir libremente a sus alcaldes mediante el voto, ha sido la peor experiencia que ha sufrido la ciudad desde el terremoto que la destruyo hace 135 años.  Los cucuteños, de nacimiento o de residencia han sido, casi que sin excepción, desatinados e irresponsables en la elección de sus alcaldes.  Y como soñar no cuesta, a veces pienso que ante tantos desatinos, sería recomendable declarar a Cúcuta en interdicción para elegir sus alcaldes y que estos fueran elegidos por una autoridad superior que mediante concurso de méritos eligiera a quien deba regir a nuestra querida ciudad.
La ciudad ha crecido a su propio impulso, sin plan de vuelo, sin ruta definida, ha crecido porque es una ciudad con una dinámica propia que le ha permitido sobrevivir pese a sus alcaldes, sus concejos municipales y la mediocridad de una impreparada e invisible clase dirigente.
Ya se ha iniciado, el lanzamiento de precandidaturas y todo hace temer que tendremos más de lo mismo.
Con mucho optimismo, y soñando en lo mejor, me permito asomar el perfil que debería tener quien aspire a gobernar la ciudad, bien sea hombre o mujer, joven o maduro.
Una persona que convencida que la Alcaldía es una posición de servicio, no de beneficio.
Que crea que una cosa es “hacer contratos” y otra cosa es “realizar obras”. Tengo la impresión de que la programación de contratos no obedece a planificación alguna ni a análisis de prelaciones, sino al afán de hacer contratos, como una manera de aplicar el desafortunado gravamen que coloquialmente llaman el CVY, o que en contratos chiquitos llaman el “para Miguelito”.  Traducido CVY siglas de Cómo Voy Yo?. Y Miguelito, ¿ A MI que me toca?.
El candidato debe tener claro que se trata de hacer obras planificadas, necesarias, licitadas abiertamente, y no un pretexto para firmar contratos y aplicar el CVY y el Miguelito.
Debe soñar la ciudad. Proyectarla. Proponerle un rumbo definido. Conocer perfectamente su Plan de Ordenamiento Territorial.
No tener miedo a innovar y aportar ideas de embellecimiento urbano y de mejor calidad de vida de los residentes.
Debe tener un nivel cultural y académico que no nos haga abochornar cuando participe en reuniones de nivel nacional o internacional.
Sería deseable que tuviera una concepción amplia del  mundo por haber viajado y estudiado, lo cual le permitirá aportar ideas tomadas de otras ciudades.
Debe asumir una tarea ingrata: clausurar despachos y cargos inútiles, creados solo para satisfacer el incansable apetito burocrático de los políticos. Impresiona el increíble número de secretarias que tiene ahora el Municipio.
Designar expertos en cada ramo. No improvisar secretarios de Transito, ignorantes de que la vialidad es una ciencia. Secretarios del interior con buena formación legal. Y urbanistas en la oficina de Planeación.
Deberá tener una política seria sobre el uso del espacio público del cual tanto se abusa.
Deberá defender el patrimonio municipal y no feriar ilegalmente los bienes ejidos, los bienes fiscales y con mucha mas razón los bienes de uso público. Ya sabemos que acá han vendido zonas verdes y parques.  Cúcuta que fue el municipio más rico en bienes ejidos, ahora carece de ellos por dudosas maniobras de hace muchos años.
Se aproxima la elección de alcaldes y me pregunto, si encontraremos un candidato que encuadre en el perfil deseado.









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