martes, 2 de noviembre de 2010

Valores Humanios Regionales. Hernando Ruán Guierrero

CALLE MAYOR  2 de noviembre de 2010
Valores humanos regionales.   Hernando Ruán Guerrero
Aplaudo la iniciativa de La Opinión de difundir en sus separatas los  nombres y datos de nuestras personalidades, tanto de las ya fallecidas, como las que aún nos acompañan.
Muchos valores humanos orgullo de nuestra región pueden pasar sin que se les haga el justo reconocimiento. En especial cuando ellos deliberadamente han cultivado un bajo perfil y evitan figuraciones sociales y políticas.
Se me ocurren varios nombres de personas que han dedicado buena parte de su vida al engrandecimiento de nuestra región y que no siempre han recibido los reconocimientos por su trayectoria. Hoy quiero referirme a Hernando Ruán Guerrero.
Desde su paso por la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional demostró poseer una brillante inteligencia, que le permitió obtener el máximo galardón que dicha facultad otorga a sus alumnos más destacados, el premio Ponce de León.
Hernando Ruán, fue prácticamente uno de los pilares fundadores de Centrales Eléctricas del Norte de Santander, a cuya gerencia accedió siendo muy joven. Su labor destacada en esta empresa, sigue siendo reconocida por quienes fueron luego sus sucesores.
Ajeno a la política, y con sentido eminentemente empresarial, fue llamado por el presidente Misael Pastrana, en 1970 a ser gobernador del Norte de Santander, cargo al cual llegó sin compromisos con ningún partido o facción y en los críticos momentos en que la Anapo, derrotada en cuestionadas elecciones, ejercía control, sobre concejos municipales y asambleas departamentales, entorpeciendo o dificultando las labores de alcaldes y gobernadores.
Los viejos políticos aferrados a sus cuotas burocráticas no encontraron receptibilidad para sus recomendados pues Ruan relacionó la eficiencia a las recomendaciones, lo cual molestó enormemente a los directorios políticos del momento quienes burlonamente aludían a su distinción, (lo llamaban el “gobernador Ponce de León) demostrando ese nocivo “mamagallismo” cucuteño, que no es otra cosas que una manifestación de un complejo de inferioridad cultural.
Ingeniero especialista en vías, soñó la Avenida de Los Libertadores, y personalmente efectuó los diseños básicos, y gracias a la labor conjunta de Alcaldía, Gobernación y Ministerio de Obras a cargo del inolvidable Argelino Durán Quintero, se hizo realidad esta avenida, aun cuando su dotación y arreglo de zonas verdes y separadores solo se logró años más tarde para ser bautizada como El Malecón. Pero el diseño original y el inicio de las obras debe reconocerse al gobernador Ruán.
La gobernación no representó para Ruan oportunidad de enriquecimiento, sino al contrario, fue motivo de sacrificios personales y patrimoniales.
El complejo azucarero binacional Azurca. Para atender una de las recomendaciones del Plan Currie, los gobiernos de Colombia y  Venezuela, promediados los años setenta, acordaron crear una empresa binacional andina, cuyo objetivo era fomentar el cultivo de caña en los valles de los ríos Zulia, Pamplonita  y Táchira para producir azúcar en un ingenio de capital mixto: Venezuela, Colombia y la CAF (Corporación Andina de Fomento) el cual funcionaría en Colombia.
Ruan fue llamado para ser el ejecutor de esta idea, que desde su nacimiento soportaba tremendos obstáculos. Los accionistas por parte de Colombia eran la Federación de Cafeteros, y el IFI. Por parte de Venezuela el gobierno venezolano a través de una empresa estatal manejadora de la industria azucarera. Y el tercer socio neutral la CAF.
Pero los dos socios colombianos entraron a esta sociedad obligados por el gobierno nacional y a disgusto con la idea, que no favorecía los intereses de sus socios: la Federación no quería ingenios azucareros y menos fuera de la región cafetera, y el IFI, tenía otros objetivos y su presidente el llamado “niño diferente” Isaza era un furioso enemigo de este ingenio. De manera que la idea nació con el peso de unos socios que no querían la empresa. Fue la decisión presidencial de Julio Cesar Turbay y de su ministro Echeverri Mejía quienes ordenaron seguir adelante. Y venciendo obstáculos y largas discusiones se adelantó el proyecto. Pero vencido el periodo del presidente Turbay vencieron los enemigos del proyecto y se dispuso liquidar lo que hubiera sido una promisoria empresa regional. Nadie protestó. Y los simplistas de siempre, los que aún se resentían de no haber logrado cuotas burocráticas en la gobernación de Ruán,  echaron la culpa al gerente. De nuevo los intereses de otras regiones, mejor representadas ante el gobierno nacional frustraron las aspiraciones del Norte de Santander.
Vuelto de nuevo a sus actividades profesionales, Hernando Ruán sigue enriqueciendo la imaginación de los buenos nortesantandereanos con brillantes ideas para el desarrollo regional, las cuales plasma en sus estudios y en sus columnas esporádicamente publicadas en los medios locales, obviamente sin encontrar eco en quienes como funcionarios, parlamentarios o políticos deberían de atender esas ideas.
Destaco a Hernando Ruán por su honorabilidad tan escaza entre los políticos y funcionarios de última hora, por su brillante imaginación para lanzar ideas, por su compromiso con la región y por su capacidad como ejecutivo.






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