martes, 23 de noviembre de 2010

La Nueva Nomenclatura de Cúcuta

LA NUEVA NOMENCLATURA DE CÚCUTA
Debe mantenerse la identidad cultural e histórica de la ciudad
El periódico de nuestra Cámara de Comercio “El Empresario”, trae una importante información sobre los estudios previos a la necesaria y urgente unificación de la caótica nomenclatura de la ciudad. (Edición Nº 71 de agosto 2010)
La nueva nomenclatura que se adopte debe tener en cuenta que toda nomenclatura y toda toponimia (designación de lugares con nombres) debe respetar la identidad cultural e histórica de cada ciudad.
El estudio sugiere que debe abolirse el uso de la palabra “Avenida” que ha caracterizado a Cúcuta, para entrar a utilizar el de “Carreras” que es común en otras ciudades.  Error: tradicionalmente hemos denominado como Avenidas a las vías que atraviesan la ciudad de oriente a occidente.  Y esta denominación debe respetarse pues nos identifica como una ciudad que desde su reconstrucción se diseñó con vías de mucha mayor amplitud que las de otras ciudades de Colombia, en donde las vías de los sectores centrales son de poco más de cinco metros, mientras nuestras avenidas del centro de la ciudad y a partir de la avenida primera (Avenida Olaya Herrera) son de gran amplitud.  Por ello en Bogotá, Pamplona, y otras ciudades se las llaman Carreras, y solo llaman Avenidas a las vías de más anchura. Primera recomendación: Nuestras avenidas deben seguirse llamando Avenidas. Además no es cierto que en todas las ciudades solo existan calles y carreras.
Segunda recomendación: Debe conservarse como punto de partida de las avenidas el nombre de Avenida Cero (0).
Deben conservarse nombres ya consagrados: Diagonal Santander, Avenida Gran Colombia, Avenida Camilo Daza (Av. 7ª desde la redoma del indio hasta la redoma (¿redoma? o glorieta?) del aeropuerto), Avenida de los Libertadores, Malecón, Avenida Demetrio Mendoza, Avenida Guaimaral, etc. Estos nombres de vías y lugares forman  parte de la identidad de una ciudad y son puntos de referencia más gratos que un simple número.
Tercera recomendación. No todas las calles y avenidas deben obedecer a un número, sino a un número y un nombre que honre a personas de la patria o de la región, o que esté ligado a hechos, o sucesos regionales. Sin duda que alguna avenida debe llevar el nombre de Virgilio Barco, Ramón González Valencia, Argelino Durán Quintero, Eduardo Cote Lamus, por solo citar unos nombres, o de educadores, músicos, artistas, o profesionales destacados de nuestra región,  o de actividades y profesiones, como se observa en ciudades europeas: calle del Comercio, de los Ladrilleros, de las Artes,  etc., estas vías deberán llevar simultáneamente la continuidad numérica, para facilitar su ubicación.
Cuarta recomendación. La persona o la entidad que sea contratada para hacer el estudio de la nueva nomenclatura, podrá enriquecer sus ideas si  invita a opinar a personas y entidades como: Academia de Historia, Cámara de Comercio, Universidades, Lonja de Propiedad Raíz, Camacol, y Juntas comunales.
El cambio de la caótica nomenclatura actual  es urgente, pero debe hacerse consultando y respetando la identidad de la ciudad.

A PROPÓSITO DE CORTES CHUZADAS, CORTES POLITIZADAS, Y ASILOS POLÍTICOS.
Es muy posible que no haya existido ni exista gobierno en el mundo que no recurra a sus ser vicios de inteligencia o policía política para saber lo que dicen y hacen sus opositores.
Pero las chuzadas, son buenas o son malas según el tinte político del gobierno que las ordena. Los izquierdistas creen que los gobiernos comunistas de Cuba, Corea del Norte, y otros que sabemos pero no decimos, tienen todo el derecho de entrometerse en la vida familiar de todos los ciudadanos para proteger su revolución. Pero si las chuzadas provienen de organismos de seguridad de un gobierno democrático, que se siente agredido por diferentes frentes, el escándalo es mayúsculo y la chuzada se convierte en delito, como efectivamente lo es: Delito con fines políticos.
Hasta hace algunas décadas la justicia, si bien se empezaba a burocratizar, no era politizada. Ahora nadie puede negar que la Corte Suprema, está altamente politizada.  Y a raíz de esas posturas políticas y polémicas de la Corte, y de las actividades controversiales de algunos de sus miembros, surgieron las chuzadas.
Concluyo: si la Corte Suprema actual, hubiera heredado las virtudes de sabiduría, ponderación, discreción y ecuanimidad de las cortes de otros tiempos, nadie hubiera pensado en chuzar a sus miembros.
Y si bien, la interceptación de comunicaciones sin mandato judicial (¿qué juez hubiera autorizado chuzar a la Corte?) está contemplado como delito, no es menos cierto que es un delito que se motivó en aspectos políticos y de lo que los servicios secretos consideraban asunto de seguridad nacional o del estado. Por ello, creo viable el asilo que Panamá otorgó a la ex directora del DAS.





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