sábado, 1 de octubre de 2011

Familias poco edificantes

Hasta en las familias reales se esconden vergüenzas...

Ya despreocupado de los temas políticos y cívicos que no podremos cambiar, seguiré la línea de escritos light, traigo un tema intrascendente, pero interesante.
Ya sabemos por los  noticieros y las revistas del corazón de las ligerezas y escándalos sexuales y extraconyugales de algunos reyes, o príncipes de Europa. Para la muestra las escabrosas e idiotas conversaciones de Carlos Príncipe de Gales, ("el orejas", como le dice Pérez-Reverte) y su amante ahora su esposa,  o los amoríos de lady Diana su ex esposa, o a los poco ejemplarizantes nietos de la reina Isabel. Esos escándalos en fin  de fines son cosas de sus vidas privadas. Mi tema se referirá a los sucios negocios en que algunas familias reales se han involucrado históricamente. Esto nos hace pensar que no es motivo de orgullo ser descendientes de reyes y de nobles cuando se pueden encontrar tatarapuelas. (la p no es error, es la inicial que hace referencia a ciertas damas.)
La trata y comercio de esclavos. Si alguna actividad comercial es infame y violatoria de todos los derechos humanos, es la trata y comercio de esclavos.
Se comenta a nivel histórico que amparada en sociedades en comandita (en donde existe un socio oculto o comanditario) la reina Isabel I de Inglaterra, llamada la Reina Virgen (???), tenía intereses e inversiones en el comercio de negros miserablemente cazados y secuestrados en África, para ser vendidos en sus colonias. El negocio era altamente rentable y por ello la reina legitimaba la compra de esclavos y su incorporación al patrimonio de sus dueños, como si se tratara de bienes muebles o semovientes. De modo que tenemos que una reina de los ingleses fue comerciante de esclavos.
Pero además de socia comercial en el negocio de la venta de africanos la Reina Virgen fue patrocinadora y socia de piratas. Su principal socio fue John Hawkins, quien descubrió que le resultaba masa fácil asaltar los barcos negreros portugueses y holandeses y robarse el cargamento de esclavos para después venderlo de contrabando en América. Se ahorraba así las  molestias de las excursiones de caza de negros y los peligros del Arica ecuatorial. Ante el éxito de Hawkins la reina Isabel I decidió entrar en el negocio del contrabando como socia comanditaria. Agradecida por los buenos resultados y dividendos que le pagaba su socio,  Isabel I le nombró Caballero: Sir John. El negrero, contrabandista y pirata escogió como emblema de su escudo de "Sir" la figura de un negro cautivo.
Además la reina patrocinó entre otros sanguinarios piratas a Francis Drake (igualmente Sir Francis) a quienes estimuló y más tarde dio a él y a otros piratas patentes de corso para que piratearan protegidos por la ley con el título de "corsarios" en  todos los mares, siempre y cuando pagaran su parte de los saqueos a la corona.

El comercio de estupefacientes. La producción y comercio de estupefacientes no es invento colombiano ni de Pablo Escobar.  Fue un privilegio de la corona británica quien quiso tener el monopolio de la comercialización del opio producido en la India y otras posesiones suyas y que solo podía exportarse a China bajo  licencia de su majestad británica. Previamente habían convertido a los chinos en adictos al consumo de opio.  Cuando el gobierno de la China quiso prohibir este tráfico que embrutecía a su pueblo,  Inglaterra se sintió lastimada en su jugoso negocio y ese fue el pretexto para declararle la guerra a China,  guerra que se llamó "La guerra del opio". China perdió la guerra, perdió dominio sobre Hong Kong y el opio siguió exportándose y envenenando al pueblo chino en beneficio de su majestad británica.

Los horrores del rey Leopoldo de Bélgica en el Congo  Belga.  La explotación del caucho a base de la cruel esclavitud de los negros del Congo, la revive Vargas Llosa en su reciente novela histórica El Sueño del Celta. Los horrores de los campos de exterminio nazis palidecen ante las barbaridades de los cultos funcionarios que recibían órdenes del rey de los belgas. Dice Vargas Llosa refiriéndose a Leopoldo II " ... a diferencia de lo ocurrido con el exterminio de seis millones de judíos por el delirio racista y homicida de Hitler, ninguna sanción moral comparable a la que pesa sobre los nazis ha recaído sobre Leopoldo II y sus crímenes..." que implicó el sacrificio de más de diez millones de nativos del Congo.

Todos los horrores: la esclavitud, los saqueos, la piratería, las torturas y asesinatos se han justificado por el negocio, el dinero, la ganancia. A los reyes (y en la época actual a los gobernantes y políticos) les encanta el dinero y no se  miden mucho en los medios que deben de emplear para obtenerlo.

En posteriores comentarios podemos referirnos a reinas ninfómanas, reyes y príncipes con malas costumbres, y de paso a gobernantes con síndromes parecidos.

Isabel I de Inglaterra. La Reina Virgen y negrera




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